Asumo que me voy a ganar una legión de enemigos y de críticas, pero como dije en mi artículo de presentación «nada debo y nada me deben. Si uno tiene la conciencia limpia, la opinión de los demás no importa».
Hemos llegado a la socialización de las pérdidas, faltaría más. Todos piden ayuda a los gobiernos central, autonómico y local. Empresarios grandes, pequeños, autónomos, etc… ahora papá Estado tiene que rescatar a todos sin distinción de raza, ideología y condición. Se nos olvida que el dinero no sale de una máquina impresora sin fin. Sale de los impuestos que pagamos todos pero son finitos.
Si un empresario produce fuera porque paga menos impuestos aquí, evade impuestos, no suma. Un autónomo trabaja en negro y reduce costes, no paga impuestos. El empresario, da igual su dimensión, rebaja sueldos y penaliza al trabajador, empobrece a la sociedad. Un gobierno rescata bancos y los bancos no devuelven el rescate, quiebran ahora a todo un pais.
Es muy fácil poner a bajar de un burro a los políticos demandando que regalen su sueldo, son unos inútiles, mastuerzos y trágalas. Pero en el tiempo de bonanza los mandos del tejido productivo, miran por su economía personal y privatizan los beneficios.
En los países anglosajones se cobran impuestos por el 50% o 60% de lo que se gana y luego el estado redistribuye la riqueza en beneficio de la sociedad: guarderías, colegios, universidades, material escolar, transporte público, sanidad pública, vivienda social pensiones dignas por que tienen caja, son ricos.¿Aquí estaríamos dispuestos a eso?. Cuando aquí la práctica más común es alardear de haber egañado a Hacienda como si se hubiera engañado a un competidor, no imbécil, estás engañando a toda la sociedad.
El Estado debe ayudar con todas las armas que tenga a todos en estos momentos, pero de abajo a arriba, dejémonos de cuentos chinos. Si al Ibex 35 le va mal, deslocalizará y se irá con la música a otra parte. Esa es la cruda realidad, es el mercado,amigos.