Involucra a tus hijos en la economía familiar

 Cuando decidimos tener hijos nos embarcamos en uno de los viajes más emocionantes de nuestra vida. Los niños alteran nuestras prioridades, rutinas, intereses e incluso nuestra visión del mundo. Cambios con tareas que van desde cambios de pañales hasta heridas en la rodilla y montones de ropa sin lavar. No es fácil adaptarse a esta nueva vida y una de las parcelas en las que experimentamos un cambio más considerable es en la economía familiar. La gestión de nuestros ahorros cambia y empieza a tener en cuenta nuevas necesidades, por lo que deberemos reajustar nuestras estrategias de ahorro para cumplir con nuevos objetivos.

 

 

 

REAJUSTANDO NUESTRA ECONOMÍA

 

 

A medida que la familia crece, nuestras prioridades van cambiando y empezamos a valorar cosas en las que antes ni pensábamos. Tómate un momento y piensa en tus objetivos financieros actuales y en cómo podrían ir adaptándose a tu nueva situación familiar.

 

 

Tu residencia

Las familias crecen y eso requiere un espacio adicional. Quizá debas renunciar a tu “despacho” para convertirlo en sala de juegos, o te decantes por tener espacios verdes al aire libre o una ubicación en otro vecindario que os encaje mejor.

 

 

 

Los gastos habituales

Necesidades básicas de alimentación aparte, queremos actividades extraescolares, material escolar, uniformes, ¿te suena?. Puede que queramos, además, reservar algo de dinero para las vacaciones. Cuando una familia pasa de dos a cuatro, notará una diferencia de precio significativa. Eso de ‘donde comen dos comen cuatro’ no siempre es verdad.

 

 

 

Ahorro para los estudios

Si eres previsor o previsora, seguro que te has planteado cómo pagarás los gastos añadidos que vas a tener a medida que tus retoños crezcan y vayan pasando de curso. El colegio, el instituto y, finalmente, si así se elige, la universidad. Existen cuentas de ahorro perfectas para estos casos, con las que apenas te darás cuenta de que estás llenando la hucha. Así que cuanto antes empieces, ¡mejor!

 

 

“El colchón” para emergencias

¿Quién no tiene un “colchón” por lo que pueda pasar? Una familia con descendencia va a tener unos gastos mensuales más altos. Más comida, más ropa, más material, etcétera. Por eso, una buena planificación es esencial. De este modo, si conseguimos tener otra pequeña hucha, podremos afrontar mejor gastos imprevistos, llámese lavadora estropeada, golpe en el coche u ordenador obsoleto.

 

 

 

 

IMPLICANDO A TODA LA FAMILIA

 

Visto grosso modo lo que puede ser una economía doméstica, toca saber cómo gestionarla. Y en esta tarea, aunque pueda parecer algo abstracta y complicada, se deben implicar todos los miembros del clan. No es difícil explicar a nuestros pequeños conceptos como el ahorro, el gasto o qué es un presupuesto. Es importante que estos términos formen parte del día a día de la familia. Sin llegar a convertirlo en obsesión, desde pequeños deben saber que el dinero no llega “porque te lo da esa máquina”.

 

Si entienden que es algo que cuesta de conseguir, entenderán mejor que no siempre se puede comprar lo que a una le apetece, cuando a una le apetece. Además de aprender a valorar lo que ya tienen. Una lección aprendida en la infancia, que servirá en la madurez.

 

Os dejo unos consejos sobre la importancia de educar a nuestros hijos en la economía familiar.

 

 

 

1. EL DINERO NO CRECE EN LOS ÁRBOLES

Seguro que de pequeños habéis escuchado esta frase mil veces. Puede que hasta se la hayáis dicho en alguna ocasión a vuestros hijos. Para los más pequeños, el término ‘dinero’ puede resultar complicado, no saben de dónde viene, ni por qué hay cosas que podemos comprar y otras no. Les podemos explicar que el dinero se obtiene gracias al trabajo que los padres y madres realizan y de esta manera aprenderán también a valorar el trabajo de sus progenitores e incluso por qué no están con ellos todo el tiempo que les gustaría.

 

 

 

2. VALORAMOS LO QUE TENEMOS

Tenemos una casa, un coche, podemos salir de viaje de vez en cuando, ¡somos muy afortunados!. Pero todo esto no nos lo regalan, debemos realizar un esfuerzo para conseguirlo y esto hace que lo valoremos más.

 

 

 

3. PAGA SEMANAL

Si nuestra hija quiere una videoconsola y se la compramos; nuestro hijo ansía el último videojuego de moda y se lo compramos, sin dar explicación, pensarán que eso de que ‘lo quiero, lo pido y lo tengo’. Pero no les ayudamos, porque no aprenden el valor del dinero ni de las cosas. Igual da un estuche de 10 euros que una consola de 500.

 

Una buena manera de que pongan precio a la cosas es que las paguen ellos mismos de sus pequeños ahorros. Una paga, de la manera que se decida en cada grupo (cantidad y periodicidad), es una forma de enseñarles a administrar sus fondos, a ahorrarlos y poder invertirlos después en algo que realmente necesiten o deseen. Eso produce mucha satisfacción y cuando vean que su hucha se ha vaciado, entenderán que el proceso comienza de nuevo de cero. Y que además, están contribuyendo al proyecto de familia, porque son parte de él.

 

 

 

 

4. SEAMOS UN BUEN EJEMPLO

 

 

Como en todo, hay que predicar con el ejemplo y ser coherente entre lo que les exigimos, y lo que después ven que hacemos para nosotros. Cotidianamente se dan muchas situaciones en las que podemos hacerles ver el por qué de nuestras decisiones, Expliquémosles, por ejemplo, por qué no podemos cambiar de coche todavía aunque de vez en cuando se rompa, o por qué en ocasiones no compramos productos de primeras marcas.

 

 

 

5. REGLA DE LAS 3R

 

 

Reduce, reutiliza y recicla.

Además de colaborar con el cuidado del medio ambiente, estamos enseñando a nuestros hijos e hijas la importancia de dar un segundo o incluso tercer uso a objetos que pensábamos ya inservibles. Podemos construir una ciudad con cajas de cartón, o un juego de bolos con botes de champú, y ¿por qué no? nuestra hucha puede ser una botella de plástico decorada. Las latas son macetas para plantones; y los bricks, botes para lápices. Y no se trata sólo de ser la más creativa de las personas. ¿Quién no ha heredado/regalado ropa, bicicletas, mochilas o chubasqueros? Sobre todo los primeros años, esto supone un ahorro enorme para muchas familias.

 

 

No es necesario estrujarse las neuronas ni volverse loca con la planificación o el ahorro. Todo con medida y, sobre todo, naturalidad, hace la vida un poco más fácil. Y económica!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

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