Durante la semana del 8 de marzo celebramos el día internacional de la Mujer y es una buena ocasión para reivindicar de una vez la correcta denominación de la anatomía íntima femenina. Reconocer la vulva, el órgano genital externo femenino que se sigue confundiendo hoy en día con la vagina y que engloba al pubis, clítoris, uretra y labios de la vagina.

Incluso una de las series más de moda del momento, como es Sex Education, se confunde, como hizo notar la periodista Arola Poch. En una de las tramas de la serie donde una foto desnuda de una chica del instituto empieza circular siendo víctima de sexting, otras chicas del instituto, para solidarizarse con ella, se organizan al grito de “es mi vagina!”, cosa que está muy bien como acto pero el término es incorrecto, pues en realidad lo que se está viendo es la vulva.

No llamar a la partes anatómicas concretas por su nombre crea una gran confusión que puede afectar a la relación que tenemos con esa parte de nuestro cuerpo. Hay personas que piensan “¿Y qué mas da vulva que vagina?”. ¿Qué pensarían esas mismas personas si se encontrasen con alguien que confunde pene con testículos?… Con toda seguridad pensarían que es una ignorante. ¿Por qué sigue sucediendo en cambio con la anatomía de la mujer?

Ciertas instituciones a lo largo de la historia aprovecharon que la vagina no está a la vista para crear un oscurantismo, miedo y repulsión hacia ella cuando en realidad es un órgano maravilloso que participa de nuestro placer y sirve de canal de parto, siendo junto con el útero los dos órganos del cuerpo humano más asombrosamente elásticos.

Vaginas dentatas de las llamadas “brujas” en la Edad Media, vaginas como penes invertidos que “demuestran” que la mujer no ha podido desarrollar su sexo hacia fuera y por tanto es un ser inferior, como afirmaba Galeno (129-199 dC) que fue la autoridad absoluta en el terreno de la enseñanza europea de la salud hasta el Renacimiento, donde aún encontramos ilustraciones como la de Andreas Vesalius en su De humani corporis fabrica en 1563, etc, etc…

Y qué decir del clítoris, ese órgano que aparece y desaparece como el Guadiana en los tratados de anatomía desde los papiros egipcios hasta nuestros días donde no hubo una representación completa de su anatomía hasta 1985!!!

En cambio, una vez más hemos pasado de la censura a la sobreexposición del porno con imágenes de vulvas irreales, reducidas por labioplastias innecesarias, blanqueadas, sin rastro de vellos… Si nos detenemos a pensarlo ésta es la vulva de una niña. La vulva de una mujer adulta tiene unos labios internos y externos más o menos grandes, más o menos asimétricos, tiene vello, un color ligeramente más oscuro que la piel de las ingles y por supuesto cada vulva es diferente en cada mujer, así como cada cual tiene un rostro, también tiene una vulva diferente.

Y es una suerte, este amplio espectro de posibilidades y goces, de anatomías concretas y diversas. Celebremos, pues!