La desigualdad en el mercado laboral entre hombres y mujeres sigue siendo, lamentablemente, una realidad. Por este motivo, desde SUMEM, la Asociación de Mujeres Empresarias, Profesionales y Directivas de la Safor, aprovechan la celebración del Día Internacional de la Mujer para recordar la necesidad de implantar políticas de igualdad en las empresas. La asociación defiende con firmeza la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y también la igualdad en los salarios y la contratación. Y es que, según los últimos datos del SEPE y el portal de la información de la Generalitat Valenciana, en la Safor, no sólo hay más mujeres en paro, sino que además, ocupan menos cargos directivos, y copan los contratos a tiempo parcial y fijos discontinuos.
Así, los contratos en las empresas de la Safor en cargos de dirección y gerencia se han realizado en 2020 a 26 mujeres frente a 52 hombres. La brecha en la contratación de cargos directivos en la Safor, según el SEPE, es de un 33,33%. En cuanto al sueldo, según el Instituto Nacional de Estadística, en España, en 2018, el sueldo medio de la mujer se situaba en los 21.011,89 euros al año frente a los 26.738,19 euros de los hombres. Además, en 2020, según las mismas fuentes, se han realizado 24.710 contratos a mujeres frente a los 35.473 hombres. Y en cuanto a la tipología de contratos, el SEPE de 2020 constata que los hombres consiguen más contratos indefinidos (4.079) que las mujeres (2.350). El paro en la Safor afecta a 6.490 mujeres frente a 5.560 hombres.
Desde SUMEM «defendemos que se reconozca a la mujer a nivel salarial pero también en relación con los logros que consiga. Y por supuesto, que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de ocupar puestos directivos y liderar equipos dentro de las empresas».
Otro dato a tener en cuenta es que la crisis de la covid-19 también ha perjudicado en mayor medida a las mujeres. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), 18.700 mujeres perdieron su empleo en el cuarto trimestre de 2020 en la Comunitat Valenciana. Pero además, durante la pandemia y especialmente en los meses de confinamiento, las mujeres «no sólo han realizado trabajo remunerado sino que además han tenido que ocuparse de los niños y de las tareas domésticas. Por su parte, las trabajadoras del hogar que forman parte de la economía sumergida no han podido recibir ayudas públicas».
La economista Joyce Jacobsen explica en su libro ‘La economía de género’: “la discriminación en el lugar de trabajo se produce cuando dos personas que tienen igual productividad y gustos por las condiciones de trabajo, pero son miembros de grupos diferentes, reciben distintos resultados en el lugar de trabajo en términos de los salarios que se les pagan o de su acceso al trabajo”.