“Me lo tomé como si estuviera subiendo una montaña muy alta. Ha sido duro llegar a la cima pero ahora ya estamos bajando”

Un matrimonio que dio positivo por coronavirus relata cómo han vivido la enfermedad desde el primer día

El protagonista de esta historia es una de las primeras personas que dio positivo por coronavirus en Gandia. Y una de las primeras que también ha recibido el alta. Él y su mujer. Ambos han pasado la enfermedad, han estado ingresados en el hospital y ahora ya en su casa, se recuperan poco a poco de un virus que “nada tiene que ver con una gripe, como nos vendieron al principio”.

 

 

Por respeto a intimidad, no diremos sus nombres, pero L. y B. han querido contar su experiencia. Como terapia para ellos pero también para contribuir a difundir las buenas noticias entre toda la pesadilla que está ocasionando la pandemia. Y, sobre todo, para poner en valor el gran trabajo que desde el hospital y centros de salud están realizando los profesionales sanitarios. “El trato que nos han dado, cómo nos han cuidado, ha sido espectacular”, afirma.

 

[Img #12120]

 

EL CONTAGIO, DÍA A DÍA

 

Su calvario comenzó hace hoy (jueves 26) justo dos semanas. “Estaba bien y de repente, en dos horas, tenía 39 de fiebre. Mi mujer llevaba dos días un poco constipada, pero nada grave. Esa noche empecé a sudar de forma exagerada y tenía un terrible dolor de cabeza. Algo de tos, pero poca”. L. es paciente de riesgo, está diagnosticado de leucemia, así que el viernes no dudó en llamar al teléfono que ese día, 13 de marzo, ya estaba habilitado para atender a la población con dudas sobre el Covid-19. Pero nadie contestó.

 

 

El sábado, ella empezó a encontrarse igual de mal. “Volví a llamar al teléfono, y hasta el lunes puede que llamara hasta 300 veces, pero siempre comunicaba”. Con el nerviosismo ya haciendo mella en su estado de ánimo, finalmente llamaron al 112. Era lunes. Esa misma noche una ambulancia les recogió en casa y les llevó a urgencias. “Ya nos trataron como posibles casos, pero no habíamos estado en Madrid, aún había pocos casos, y en principio no habíamos tenido ningún riesgo de haber sido contagiados. Nos hicieron todo tipo de pruebas, pero el test del coronavirus, no”.

 

 

Llevaban tres días con fiebre, él cinco. Su neumotórax salió limpio pero el de su mujer no, así que allí mismo, y después de hacerle el test, “aislaron a mi mujer y me dijeron que se quedaba ingresada. Ya no pude verla. Y a mí me mandaron a casa a la mañana siguiente”.

 

 

L. seguía con fiebre alta. Fueron dos días muy difíciles, solo en casa, “eso es lo más duro de todo”, con un cuerpo machacado tras resistir seis días de fiebre, “sin fuerzas, sin ganas de comer, con la incertidumbre y la preocupación. Y el miércoles me llaman y me dicen que B. ha dado positivo. Y yo seguía encontrándome fatal. Pero poco después me llamaron del centro del salud, conté mis síntomas y me estuvieron haciendo seguimiento por teléfono”.

 

 

Los días pasaban. El sábado, nueve días después de empezar con los síntomas, “ya no pude más. Me costaba respirar y hasta caminar por casa. Y volví a llamar al 112”. Para entonces, los servicios sanitarios de la Comunitat ya no daban abasto y no fueron a por él hasta media tarde. “Me llevaron a un box de urgencias y la diferencia con respecto a la semana anterior era enorme. Ahora ya sí estaban mucho más organizados, ya sabían lo que estaban tratando, no me movieron del sitio y me hicieron allí mismo todas las pruebas. La primera vez éramos dos posibles gripes. Ahora ya era el marido de una paciente positivo”.

 

 

Y también quedó ingresado. Le hicieron el test aunque a día de hoy aún no le han comunicado el resultado. Pero él está tomando el mismo tratamiento antiviral que su pareja y así seguirán unas dos semanas. Pero serán dos semanas muy diferentes. Porque los síntomas ya van remitiendo y, muy especialmente, porque están en casa, y juntos.

 

[Img #12121]

 

“Esto ha sido muy duro. Y da mucho miedo, porque empiezas a pensar, y no sabes hasta qué punto tu cuerpo puede aguantar eso. Veíamos imposible que nos pasara, y mira dónde estamos. Yo soy montañero y me lo he tomado como si estuviera subiendo una gran montaña. A medida que asciendes, te vas cansando, cada vez te cuesta más respirar. Como estás cansado, acabas perdiendo el apetito, y las fuerzas. Pero llegas a la cima, súper cansado. Pero ves que ahora empieza el descenso. Aún no estamos en casa, todavía estamos bajando, porque la enfermedad nos ha dejado machacados”, explica.

 

 

Lo peor de todo, lo más duro y angustioso, es la sensación de soledad. “Cuando peor estás es cuando más necesitas ayuda. Y no pueden dártela. Nuestros hermanos han estado ahí, traían comida y me decían “lo que necesites”. Pero lo que yo necesitaba no podían dármelo”, recuerda L. con pesar. La suerte, o el universo o la casualidad quisieron que su hijo justamente a principios de este mes comenzara a vivir en otro piso. Un riesgo menos.

 

 

Y la incertidumbre. “Cuando tuve la leucemia, los médicos me trataban y aquello era más grave pero sabían contra qué estaban luchando y qué enfermedad estaban tratando. Pero aquí no, no sabían nada. Daba la sensación, sobre todo al principio, que daban palos de ciegos. Que cuando te llamaban no paraban de hacer preguntas, yo creo que para tener ellos información de cómo iba evolucionando. Nosotros vamos por delante de ellos, y eso asusta. Parece que ya no buscan los focos de contagio, se centran en atender los casos. Nosotros no tenemos ni idea de dónde lo hemos podido coger”, confiesa.

 

 

Pero esas sensaciones van quedando atrás poco a poco. B. ya ha salido a tirar la basura. Esta pareja, más unida que nunca, recupera poco a poco la “normalidad” y en su relato dejan un enorme agradecimiento a todo el equipo médico que les ha atendido estos días: “Daban ganas de llorar de ver cómo están trabajando. La atención que nos han dado ha sido increíble”.

 

 

A su testimonio se suma el de G. T. Ella está ahora ingresada, lleva sólo dos días. Pero en este poco tiempo ya se ha dado cuenta del enorme esfuerzo que todo el personal del hospital hace a diario. A través del whatsapp se comunica con su familia y amigas. Sus palabras son de tranquilidad para los que están fuera y solo quiere trasmitir el cariño y el trato que recibe de todos los que la atienden diariamente en el Hospital Francesc de Borja.

ÚLTIMAS NOTICIAS

NOTICIAS DESTACADAS

El Raval conservará su asistencia ambulatoria mientras Beniopa y Benipeixcar siguen cerrados

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Gandia ha aprobado este lunes la propuesta...

El Paseo Marítimo de Gandia acogerá una nueva edición de la Run for Parkinson

La cuenta atrás ha comenzado para la X Run for Parkinson 5k, que tendrá lugar...

Fira del Major a Gandia: la programació

La X edició de la ‘Fira del Major’ se celebrarà als jardins de la...