Hace más de dos meses que el coronavirus llegó y desde entonces vivimos en una especie de pesadilla muy real, a un nivel globo terráqueo, que nos ha dejado con el pie cambiado, con los deberes en muchos casos por hacer y sin una respuesta clara ni inmediata.
Esta situación que ha provocado el Covid-19 ha dibujado con precisión milimétrica las limitaciones humanas. Y sin comerlo ni beberlo, nos hemos visto abocados a un tratamiento general de choque y duro, muy duro de seguir: la higienización social, las medidas preventivas, la distancia con todo y con todas las personas que nos importan. Sin tener en cuenta nada, ni el origen social, ni el nivel cultural, ni el poderío económico, ni las ganas de progresar, ni la legítima ambición de nadie.
Sólo la edad, la genética o el sistema inmune han podido marcar un tipo de clasificación perversa: ser o no población de alto riesgo. Tan simple y a la vez tan mortal. Sobre todo en gente mayor de 80 años o con patologías previas relacionadas con el sistema respiratorio. En este segmento de la población, el virus ha sido especialmente dañino y cruel. Un estudio realizado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CCDC) fija la tasa de mortalidad general en un 2,3%, pero en el caso de las personas mayores de 80 años, su índice de mortandad alcanza el 14,8%. Un total que supera los 8.000 fallecidos en residencias de mayores en toda España.
Estos centros de cuidados para gente de la tercera edad, personas con dificultades sanitarias o personas con otras necesidades, han sufrido con mucha contundencia al coronavirus. Según datos de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública de la Comunitat Valenciana, existen a día de hoy 89 residencias con casos positivos, 13 de los cuales están en la provincia de Castellón, 23 en Alicante y 63 en Valencia. El total de residentes afectados por coronavirus son 976 y los fallecidos 233. La Safor se escapa de esos porcentajes dramáticos.
La Consellera de Sanitat, Ana Barceló, ha señalado que 13 residencias se encuentran en vigilancia activa por parte del personal sanitario, 4 de ellas en Castellón, 5 en Alicante y 4 en Valencia. La consellera ha matizado que esta reducción en el número de residencias que cuentan con casos positivos, que el pasado miércoles era de 103, «se debe a que en algunas de ellas solamente tenían un trabajador con positivo y ningún o ninguna residente positivo”, situación que ha permitido, que tras poner en cuarentena a ese empleado “no se haya producido ningún brote” en el centro en cuestión.
Y es que desde que irrumpió en nuestras vidas el Covid-19, las residencias de mayores y los centros mixtos que también asisten a personas con diferentes grados de discapacidad física y mental, han estado en el centro de la diana.
TRANQUILIDAD EN LAS RESIDENCIAS DE LA SAFOR
Los y las responsables de algunos centros de la Safor han querido mandar un mensaje de tranquilidad a la población a través de nuestras páginas. En el caso de la Residencia Mondúber, en el municipio de Barx, su directora, Consuelo Peiró, asegura que están trabajando «con cierta tranquilidad puesto que hicimos un trabajo previo de higiene social con medidas preventivas antes de que se decretara la pandemia. Trabajamos con las familias haciendo recomendaciones y limitando las visitas, desde principios de marzo, unas semanas antes de declararse el estado de alarma”.
En términos similares se encuentran en la Residencia María Inmaculada de Gandia, ubicada en el barrio de Corea. Su director, Javier Galiano, ha manifestado que “hay que mantener la prudencia de forma extrema en esta situación y estar muy atentos a cómo evoluciona la pandemia, pero de momento estamos todos bien, tanto los 37 residentes, como los 25 trabajadores. Nuestro equipo profesional lo componen personal sanitario, de servicios y técnico, una trabajadora Social, una psicóloga, una fisioterapeuta y un dietista. Gracias a todos ellos, a su forma de proceder preventiva, profesional y vocacional, hemos podido soportar hasta el momento estas circunstancias excepcionales”, indica orgulloso Galiano.
En la misma línea, argumenta Paula Bañuls, directora del centro Sociosanitario Solimar, ubicado en la playa de Daimús. También ha visto cómo se ha tenido que adaptar «de la noche a la mañana toda la organización de la residencia: horarios de comidas, visitas o espacios para poder tener más aisladas a las personas con mayor riesgo de contagio”, apunta la directora.
Coincide con ella, la responsable del centro Mondúber, quien destaca además, que tanto los 167 residentes y los 90 trabajadores están dando una lección de civismo y solidaridad por las muestras de compromiso y buena adaptación a las nuevas circunstancias que todos están viviendo y que “llevamos de una manera más fácil, gracias a su colaboración”, apunta Peiró.
Los tres responsables destacan que no están exentos de la presión que supone tener que seguir trabajando, con las cifras de muertes que fuera de sus paredes se están produciendo, pero que gracias al trabajo realizado previamente y a “un poco de suerte”, no han tenido contacto con nadie que estuviese infectado o que proviniese de una zona con alta afectación de coronavirus. “Y esto difícil, de ahí que debamos seguir extremando las medidas y ser muy cautos con nuestra óptima situación actual, todo puede cambiar en cuestión de horas”, apunta Galiano, de la residencia de Maria Inmaculada.
Consuelo Peiró matiza que en estos casos «debemos estar agradecidos de no tener que lamentar una situación más complicada», puesto que en la residencia Mónduber están al límite de su capacidad, y no podrían acometer medidas de aislamiento muy severas, sin tener que perjudicar al resto de los residentes. Y también alude al factor “suerte”, porque está convencida de que “la gran mayoría, por no decir todas las residencias, toman las medidas oportunas para prevenir el contagio, pero depende de la relación de los residentes con sus familiares y el origen de éstos, que se te pueda meter o no el bicho dentro del centro”.
TEST MASIVOS, EQUIPOS DE PROTECCIÓN Y PROTOCOLOS COMPARTIDOS
El siguiente paso en esta lucha contra el coronavirus pasa por realizar las pruebas diagnósticas en masa, tanto a los familiares como a los residentes para poder aislar a los que estén infectados. Asimismo, resulta clave para controlar la pandemia contar con unas instrucciones sanitarias únicas con criterios iguales y consensuados con el resto de departamentos de Salud, y, por descontado, y en esto insisten los tres responsables, un reparto de los Equipos de Protección Individual (EPIs) equitativo entre todos los grupos sociosanitarios, sin que se discrimine o beneficie en función de la autonomía, ni siquiera por provincias o municipios.
A pesar de las cifras y situación estables que viven la mayoría de las residencias de la Safor, es cierto que existen críticas a la gestión de la Administración. En este sentido, Consuelo Peiró, también como miembro de la Junta Directiva y de la Patronal de Residencias sociosanitarias, cree que se actuó tarde a la hora de tomar medidas de restricción de movimiento ciudadano y de concienciación de las recomendaciones sanitarias y de higiene social.
Las cifras, por su parte, en términos absolutos, impiden ver con optimismo el momento actual. El número de muertes de las últimas jornadas, deja un 45% de los 38 nuevos fallecidos en la Comunitat, según el recuento de ayer, procedentes de residencias con 17 nuevas muertes. El coronavirus se ha cobrado ya la vida de 276 mayores desde el inicio de la pandemia. El número de positivos tampoco permite mucho margen de maniobra a estas instituciones. Se han detectado 43 nuevos casos entre residentes, lo que suman 1.181, y hay cinco nuevos casos entre los profesionales sociosanitarios, alcanzando la cifra de 280 infectados.
Por su parte, la Consellera de Sanitat manifestó en las últimas horas que «hay un control y seguimiento de las residencias que han dado positivo y de los departamentos y comarcas donde hay una alta incidencia como en Requena», indicó Barceló donde han fallecido ocho residentes, convirtiendo a la zona con la de mayor tasa de positivos.
A pesar de estas desapacibles noticias, hay que buscar la esperanza y el aliento. Y es que el 68,82% de centros de la Comunitat Valenciana, no ha tenido ningún caso de infección por coronavirus y el número de residentes infectados es del 0’81% del total.
Seguro que se pueden extraer más datos, interpretarlos, darles una vuelta o dos a cada uno de ellos y de todo ese trabajo y esa reflexión, sacar lecciones que sirvan para el futuro. De eso se trata la vida que ahora parece que nos jugamos en cada compra, en cada abrazo que no se puede dar. Aprender y que no sea a base palos y pérdidas, por mucho que nos guste Albert Espinosa cuando lo dice con su voz entrecortada, alguien que ha perdido tanto y que sigue con la sonrisa perenne en su rostro, como actitud ante la vida.
Por una vez estaría bien que toda la población aprendiera de los errores, propios y ajenos, para que no tengamos que perder más seres queridos, propios y ajenos.