Hace una semana comenzó el reparto gratuito de mascarillas en las farmacias a las personas mayores de de 65 años o con patologías crónicas complejas. Los equipos han sido suministrados por la Generalitat Valenciana y la entrega, que es única, consta de 3 mascarillas de tipo quirúrgico avaladas por la Agencia Española del medicamento para uso en entorno sanitario. Para ello, sólo deben presentar el SIP en la farmacia y se entrega el pack.
Estas mascarillas van destinadas a disminuir el riesgo de contagio cuando exista imposibilidad de mantener distanciamiento social en personas sin síntomas. Por ello, las autoridades sanitarias instan a la población a hacer un uso responsable y adecuado de las mismas y únicamente en los casos donde estén recomendadas por las autoridades sanitarias. En este sentido, algunos profesionales recuerdan que las mascarillas de un solo uso tiene una «vida útil» de unas ocho horas. Pero en la mayoría de los casos se utilizan para ir a hacer la compra, que no lleva más de una hora. Una opción para arlargar un poco esa vida útil, sería desinfectarlas con productos como la cristalmina o la clorhexidina, guardarlas en la misma bolsa de la farmacia, y así poder a usarlas en alguna otra ocasión.
En un principio se temía una avalancha de personas en las farmacias para recoger las mascarillas, pero la respuesta de la población ha sido positiva y han ido recogiéndolas de forma gradual y ordenada, por ello, en la mayoría de los casos, no se ha producido desabastecimiento, especialmente, en los municipios más pequeños de la comarca. En el caso de establecimientos más grandes, como la Farmacia del Paseo 24 horas, sí ha habido una gran respuesta. En apenas 3 días se han repartido más de 1.500, lo cual significa unos 500 pacientes. «Nos reponen todos los días unas 250, que son para 83 pacientes. No habría tenido suficiente, pero teníamos en stock nosotros y así podemos atender a todos los pacientes que vienen», explica su titular.
El mayor problema ha sido determinar cuáles eran los grupos de riesgo que podían acceder a ellas, es decir, aquellas que están catalogados dentro de las categorías con patologías crónicas graves. En este caso, la gente ha recurrido a las farmacias a resolver sus dudas, pero es la propia Conselleria, a través de los departamentos de Salud, la que evalúa cada caso para determinar si requiere o no de esa mascarilla. «Pero muchas veces no coincide ese criterio con la opinión de gente. Muchos nos cuentan sus enfermedades y se consideran de riesgo, pero no lo son», explican desde una farmacia de la Safor.
¿Y qué ocurre en esos casos? «Hay gente que lo comprende y quien se altera. Deben saber que los farmacéuticos somos simplemente ‘repartidores’, hacemos lo que nos marca Conselleria. Pero a nosotros nos tiene que salir en su tarjeta que se lo debemos dar», confirman.
Otro problema al que se enfrentan los farmacéuticos es que en las playas hay mucha gente de otras comunidades que por diversas razones se encuentran en La Safor y el SIP de su Comunidad sirve para recoger la medicación prescrita, pero no para las mascarillas que entrega la Conselleria, “por lo tanto, en estos casos nuevamente nos enfrentamos a mucha gente que no lo acepta con esta situación y se creen que nosotros estamos obligados a servirlo”. Y esto genera situaciones incómodas. Cada Comunidad entrega gratuitamente equipos a los empadronados en sus áreas de salud y por ello los farmacéuticos se lamentan, «porque al final los bofetones siempre nos lo llevamos nosotros».
Tras el anuncio del Gobierno de que los menores podrán salir a la calle a partir del domingo 26, numerosos especialistas y pediatras recomiendan el uso a partir de los 4 años, pero tampoco en esto hay un criterio unificado. Por el momento no se ha registrado una gran demanda, entre otras cosas, porque su precio todavía es muy elevado, sobre los 7 u 8 euros en muchos casos, y apenas hay empresas que las fabrican. Aunque los profesionales calculan que en cuestión de días la oferta empezará a incrementarse. Igualmente, muchos establecimientos están adquiriendo ya guantes talla extra pequeña.
VENTAS POR DEBAJO DE COSTE
Otro de los decretos que también pone en aprietos a los boticarios es el precio máximo de venta de las mascarillas. Ante la escasez del producto y la elevada demanda desde que comenzó la pandemia del Covid-19, muchos han optado por buscar sus propios proveedores, que en muchos casos han marcado sus precios muy por encima del precio de coste. Esto repercute en el precio de venta final. Ahora, sin embargo, el Gobierno ha establecido los precios máximos de venta, al menos en las mascarillas de tipo quirúrgico. Pero muchos profesionales ya las habían adquirido previamente a precios mayores.
Uno de los farmacéuticos consultados por ‘Gente’ comenta: “Yo compré para venderlas a 1.70€ y ahora me las bajan a 0.96€, es una pérdida muy importante, las terminaré vendiendo más baratas de lo que me costaron. Además, en ese precio está incluido el IVA, que además, nosotros debemos pagarlo aparte. No podemos venderlas a la mitad de precio y que nadie se haga responsable de esas pérdidas”. “Esto parecía una subasta, cada empresa nos la vendía a precios muy distintos y con mucha diferencia, a veces de dos euros o incluso más». El BOE publica hoy el Real Decreto que entra mañana en vigor. “Si a una farmacia le ha pillado esta medida con pocas, pierde poco pero pierde, lo difícil será para aquellos farmacéuticos que tienen un stock de 500 mascarillas”, añade.
Con los hidrogeles también sucede lo mismo. Algunos establecimientos, como la Farmacia del Paseo, elaboran sus propios productos, «pero luego no encontramos envases. Y si los encontramos, con el precio que marca el Gobierno (1.60 euros para el bote de 75ml), no cubrimos el envase y toda la elaboración del producto».
Esta es una queja muy extendida entre todo el ramo: «Queremos dar servicio, queremos proteger a nuestros pacientes, que es para que lo que sirven las farmacias, pero no a costa de nuestra economía, porque nos estamos jugando también nuestra salud y sin ningún beneficio”.