LA UNIÓ de Llauradors quiere crear un censo de huertos en Oliva ante el aumento de abandono de tierras

LA UNIÓ de Llauradors ha presentado un escrito en el Consell Agrari de Oliva para la creación de un censo de tierras agrícolas abandonadas que se encuentran en esta localidad de la Safor. El objetivo de esta iniciativa es realizar un seguimiento de la situación de estos campos e instar a los propietarios a que tomen las medidas oportunas para evitar la proliferación descontrolada de vegetación arvense. En caso de no hacerlo, proponen la actuación del Ayuntamiento para eliminar dicha vegetación e incluso una sanción onerosa hacia el propietario. Y en segundo término, la idea es poder reaprovechar esas tierras en desuso.

 

[Img #18950]

Para que esto sea posible se debe modificar la Ordenanza reguladora del banco de tierras de Oliva, aprobada por el Ayuntamiento en sesión celebrada el día 27 de diciembre de 2012. A juicio de LA UNIÓ hace falta una implicación del Ayuntamiento como intermediario en el proceso de arrendamiento entre propietarios y personas interesadas en el cultivo de terrenos, de forma que haya mayores garantías de que se formalice un contrato y unas condiciones mínimas.

 

 

LA UNIÓ trasladará al Ayuntamiento de Oliva la necesidad de dar publicidad a ese banco de tierras, tanto para aumentar la oferta como la demanda de suelo agrícola. Según explican desde el sindicato, la oferta se puede incrementar notificando a aquellos propietarios que mantengan los campos agrícolas en estado de abandono descontrolado, la posibilidad de añadir sus parcelas al catálogo municipal. En cuanto a la demana, aseguran que esta aumentará si se otorgan beneficios fiscales a aquellos que hagan uso de este servicio. Además, destacan, consideran imprescindible que se promueva esta actividad entre mujeres y jóvenes para aumentar así la equidad de sexos en el campo y promover el necesario relevo generacional. El Ayuntamiento de Oliva «tendría que dar ejemplo y ofrecer sus propiedades agrícolas dentro de este futuro banco de tierras», apuntan.

 

 

La ciudad de Oliva históricamente ha sido una población con gran tradición agronómica. Actualmente, dispone de un término con una extensión aproximada de 59 km², de los cuales más del 50% es considerado como suelo agrícola, lo que demuestra la importancia que debería tener el sector en la economía local. La Superficie Agrícola Utilizada (SAU) en Oliva es, según datos de 2019, de 2.048 hectáreas. En los últimos doce años ha perdido un 15,75% de su superficie agraria útil, un total de 383 hectáreas de cultivo, una tendencia que también se observa en el ámbito autonómico y estatal.

 

 

Peligros del abandono de tierras

 

El abandono de tierras de cultivo comporta ciertos peligros para el medio agrario, incluyendo tanto en las propias parcelas infrautilizadas como en las vecinas.

 

 

Entre estos peligros se encuentra la degradación del suelo de la propia parcela, que puede causar pérdida de valor y problemas futuros de infertilidad que afectarían al productor que decidiera reactivar esta tierra. Esta degradación se ve aumentada si se declara un incendio, el cual comporta también problemas al vecindario, puesto que puede causar la quema de una parte del cultivo en producción, perdiendo la producción de la temporada y las temporadas en que tarde en regenerarse el cultivo.

 

 

Asimismo, una parcela abandonada es sinónimo de reservorio de plagas, tanto de flora arvense como de patógenos (virus, bacterias y hongos), artrópodos o vertebrados, lo que se traduce, para las parcelas contiguas, en un aumento de los tratamientos para eliminar la flora no deseada (malas hierbas) y evitar destrozos y pérdida de producción por la presencia de animales salvajes, sobre todo, jabalíes, cada vez más comunes. Todo ello redunda en un aumento de los costes de producción.

 

 

Además de los efectos directos que provoca el cese de la actividad agrícola de algunas parcelas hacia otras que sí continúan activas, también hay que mencionar el efecto indirecto que puede causar hacia otros tipos de economía. A lo largo de toda la Comunitat Valenciana tiene un gran peso el turismo, y entre los diversos factores que pueden influir sobre este sector se encuentra el paisaje del entorno rural, advierten desde La Unió. Así pues, un aumento de parcelas abandonadas sin ningún control puede producir un detrimento del valor paisajístico del municipio, puesto que el turista se encuentra con una disrupción de la homogeneidad espacial de colores verdes, naranjas y/o blancos, según la época del año, con colores grises y marrones propios de un campo abandonado.

 

 

Esta iniciativa ya se ha llevado a cabo en otros municipios de la comarca, como Guardamar de la Safor, que hace unos meses anunciaba la creación de un banco de tierras con la intención de dinamizar la gestión agrícola y territorial. El registro tiene la finalidad de gestionar peticiones de cesiones de parcelas con aquellos propietarios que han dejado de gestionar su uso.

 

 

El abandono de tierras es una tendencia que se observa desde hace años dada la baja rentabilidad en muchas de las cosechas y los altos costes de producción. La competencia desleal, los agravios comparativos respecto a productos importados y la alta vulnerabilidad de los cultivos ligada a la climatología, son otros factores que merman cada año este sector primario, fundamental durante décadas en la economía valenciana. Además de la superficie abandonada, saltan las alarmas por el envejecimiento récord de la población agraria –por encima de los 63 años de media– y la falta de relevo generacional al frente de las explotaciones agropecuarias. Las estadísticas recogidas por la Conselleria de Agricultura reflejan ese abandono paulatino de tierras que se traduce en un total de 2.565 hectáreas en los últimos 15 años (entre 2004 y 2019), sólo en la Safor.

 

 

Imágenes de alta resolución para calcular superficies

 

La detección automatizada de parcelas abandonadas es un reto a causa de las pequeñas dimensiones de las explotaciones y las limitaciones de resolución de las imágenes de satélite actuales. Sergio Morell Monzó, estudiante del campus de Gandia de la Universitat Politècnica de Valencia, está desarrollando un proyecto de investigación centrado en ello, como parte de su tesis. El trabajo se llama ‘Land Use Classification of VHR Images for Mapping Small-Sized Abandoned Citrus Plots by Using Spectral and Textural Information‘ (Clasificación del uso del suelo de imágenes VHR para el mapeo de parcelas de cítricos abandonadas de pequeño tamaño mediante el uso de información espectral y textural).

 

 

[Img #18984]

En su estudio ha desarrollado una metodología para la detección automática de parcelas de cítricos abandonadas mediante técnicas de teledetección y aprendizaje automático (o machine learning) a partir de imágenes de alta resolución. La metodología ha sido validada precisamente en Oliva, donde ha obtenido una precisión de clasificación del 95%. Los resultados preliminares indican que las fuentes utilizadas actualmente para la cuantificación de parcelas abandonadas como SIGPAC, «pueden estar subestimando el número de parcelas abandonadas en torno a un 30%. Por lo tanto, esta metodología podría ayudar a las administraciones a mejorar las diagnosis sobre el abandono de tierras».

 

 

“La teledetección puede aportar una información muy valiosa para el control, el seguimiento y la gestión de las parcelas agrícolas”, ha indicado Sergio Morell, investigador del Campus de Gandia. “Tradicionalmente, los mapas agrícolas se han generado mediante fotointerpretación de ortofotos o a través de campañas de campo. Pero, en la actualidad, la teledetección se ha convertido en una herramienta poderosa para obtener mapas de usos del suelo que puede reemplazar la creación de mapas manuales con un uso más eficiente de los recursos personales y una mayor inmediatez”.

 

 

[Img #18983]

El estudio -llevado a cabo por Morell junto a María Teresa Sebastiá, del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras (IGIC) y Javier Estornell, del Grupo de Investigación de Cartografía Geoambiental y Teledetección (CGAT), docentes del Campus de Gandia- muestra la dificultad para detectar parcelas abandonadas a través de las imágenes del satélite Sentinel-2 del programa Copernicus de la Comisión Europea y propone el uso de imágenes de alta resolución. En nuestro territorio, esta dificultad “se debe al pequeño tamaño de las explotaciones agrícolas, a la alta fragmentación espacial y a las mínimas diferencias espectrales entre parcelas abandonadas y en producción”.

ÚLTIMAS NOTICIAS

NOTICIAS DESTACADAS

La Casa de la Cultura de Gandia se llena para la presentación de la Cursa de la Dona 2025

La Casa de la Cultura de Gandia, con un salón repleto, acogió el jueves...

Dispositivo especial de limpieza en Gandia para unas Fallas sostenibles y ordenadas

Con el objetivo de garantizar una ciudad limpia durante y después de las Fallas,...

Les Falles de Gandia impulsen un estudi pioner sobre l’impacte de la festa a la ciutat

La Federació de Falles de Gandia i la Càtedra Joan Noguera de la Universitat...