Hay historias que se cuentan con palabras y otras que solo pueden nacer en forma de canción. Rei Ortolá empezó a componer porque había cosas que no sabía decir de otra manera. Desde Llíria, la ciudad de la música, hasta los escenarios donde su voz se ha vuelto símbolo de esperanza, Ortolá ha hecho de lo íntimo algo universal. “Cada canción viene de algo que necesito soltar”, nos dice, y en cada verso deja un pedazo de vida. Su tema Voces de Valencia marcó un antes y un después, no solo en su carrera, sino en el corazón de quienes la escucharon. Hoy nos habla de esa transformación, del poder sanador de la música y del compromiso de seguir creando desde la verdad.
Este viernes, 11 de abril, actuará junto con Santero y Los Muchachos en el cierre del ciclo Gandiautor.
- Vienes de Llíria, una ciudad con una fuerte tradición musical. ¿Cómo influyó eso en tu vocación como músico?
Sí, efectivamente, soy de de Llíria, aunque ahora vivo en Valencia ciudad. Allí, en Llíria, la música está presente en todas partes. De hecho, por eso se llama la ciudad de la música y desde pequeño ves a la gente tocar, ensayar en las bandas y vivir la música como parte del día a día.
Esto al final te va calando sin darte cuenta y para mí fue algo supernatural empezar a tocar el piano, porque mis padres me apuntaron a la banda desde bien pequeño y allí se plantó como una semilla musical que hoy veo que está dando sus frutos.
- Pasaste de tocar en grupos locales a lanzarte como cantautor. ¿Qué te empujó a dar ese paso en solitario?
Estuve en un grupo, se llamaba Cuenta atrás, y hacíamos un folk veraniego muy, muy interesante, y recuerdo unos años de pasármelo súper bien. Era puro disfrute pero, al final, en los grupos compartes un momento del camino, pero muchas veces llega el momento de dividirse, las prioridades de cada uno cambian.
Y también sentía yo que tenía que contar cosas que estaban dentro de mí, muy personales, y que ahora, en este proyecto más solitario, tengo la posibilidad de contar.
- Tu canción Voces de Valencia se convirtió en un símbolo tras la DANA. ¿Cómo nació esa canción y qué sentiste al cantarla en Mestalla?
Voces de Valencia nació en los primeros días, yendo a las zonas más afectadas de la DANA, al experimentar una serie de emociones que contrastaban y que no había manera de explicar.
Veíamos, por un lado, una tristeza tremenda y una desolación de familias que lo habían perdido todo y, por otro lado, actos de solidaridad tremenda de voluntarios que venían sin esperar nada a cambio día tras día.
Y no sabía cómo explicarlo. Todas esas emociones salieron en forma de canción.
Cantarla en el Mestalla fue como poner en voz máxima la canción de Voces de Valencia, que es la voz de todo el pueblo que no se rindió, ni se sigue rindiendo, y cantarla allí fue como devolverles toda esa fuerza en forma de música, de gritar una vez más por todos ellos.
Es algo que no voy a olvidar jamás.
- Has estado muy implicado como voluntario en zonas afectadas por la DANA. ¿Cómo ha marcado esa experiencia tu manera de escribir y hacer música?
Yo creo que todo esto nos ha marcado muchísimo a todos. Musicalmente siempre he tratado de transmitir en mis canciones verdades que han pasado por mi vida, pero esto me ha hecho darme cuenta, sobre todo, que la música no tiene por qué ser solamente una expresión de sentimientos y un refugio, sino que puede ser también una herramienta tremenda que a nivel emocional puede ayudar a muchísima gente.
Ahora me doy cuenta que cuando hago una canción siempre analizo esa parte, que esta canción puede servir para algo. Hay veces que no, que simplemente es un desahogo, pero hay veces que digo: “Esto a lo mejor sirve para sanar o para denunciar algo o acompañar en algún tema”.
- Dices que con la música puedes expresar lo que no puedes decir con palabras. ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Por dónde empieza una canción para ti?
No tengo un proceso creativo fijo, sino que el proceso de cada canción es distinto. Lo que sí que es siempre un factor común es que cada canción viene de algo que necesito soltar, que es algo que llevo dentro. Son emociones que, a lo mejor, no les estoy sabiendo poner palabras y salen de alguna forma.
Por ejemplo, hace unos años, un buen amigo mío entró en una depresión y me costaba un montón hablar con él y decirle todo lo que sentía y las ganas que tenía de apoyarle y de estar con él. Porque realmente creo que la comunicación emocional es algo que me falla mucho y me salió hacerle una canción que se la canté en un concierto en directo. Y creo que es una canción que no puede expresar mejor lo que yo siento por él, por ese amigo tan cercano y es como un hermano para mí y creo que al final este es el proceso creativo.
- Trabajaste con Álex Hawking en la producción de Voces de Valencia. ¿Cómo fue esa colaboración y qué crees que aportó él al tema?
Aparte de ser un magnífico profesional de la producción y de la grabación y tener el estudio más bonito de, no sé si de España, pero de la Comunidad Valenciana, seguro que sí, es muy buen amigo mío. Hemos forjado una relación preciosa desde que empezamos a grabar con el grupo que comentaba antes.
La noche que acabé de componer la canción, la grabé con un audio de móvil fatal, se la envié con muchísimo miedo, pensando que la canción no iba a tener el tacto necesario, no sabía si la gente lo iba a recibir bien y él enseguida lo tuvo claro. Me dijo: “Vente mañana, esto hay que grabarlo, tenemos que que regalarle esto a la gente, no se puede quedar en tu móvil”.
Y eso hicimos. Supo entender desde el principio perfectamente el alma de la canción. Desde la primera escucha no quiso embellecerla demasiado, respetó su crudeza y su verdad y le aportó muchísima calidez y corazón.
Es una maravilla trabajar con él.
- Este viernes actúas en Gandiautor junto a Santero y Los Muchachos. ¿Qué significa para ti participar en este ciclo?
Cuando nos dijeron que íbamos a actuar en Gandiautor y encima juntos a Santero y Los Muchachos para nosotros fue una euforia tremenda.
Es un honor increíble poder participar en este ciclo de conciertos donde la canción de autor sigue teniendo voz y sentido, que es algo que no podemos dejar que se pierda. Y compartir encima cartel con Santero y Los Muchachos, a los que admiro y he estado en tantísimos conciertos suyos, pues es un regalazo.
Encima en Gandia, con tierra de luz de mar. Yo no puedo pedir más, la verdad.
- Después del impacto que ha tenido tu música, ¿qué viene ahora? ¿Estás trabajando en nuevos temas o proyectos?
Desde poquito antes de que saliera Voces de Valencia estábamos trabajando en un EP que hemos tenido que repensar bastante, pero tenemos previsto que salga después de verano. En octubre, más o menos, es la previsión.
Habla mucho de lo vivido este año, del concepto de la tierra, del hogar, de volver al hogar también y de la tierra como concepto más abstracto, más interior. Pero no quiero hacer mucho spoiler de esto, que es algo que iremos anunciando y contando en cada tema.
También quiero seguir vinculado, por supuesto, en proyectos sociales con los que nos sentimos bastante responsables a raíz de esta última canción de Voces de Valencia.
- ¿Qué mensaje te gustaría dejarle al público que te descubrió a raíz de Voces de Valencia y al que te sigue desde antes?
Creo que la palabra que mejor puede describir lo que quiero decirles a todos es gracias. A los que estaban de antes y a los que se han sumado a raíz de esta canción que no sabéis lo que significa para un artista sentir que las canciones llegan al corazón.
Que tu canción veas que una persona la está sintiendo, que ha llegado, que no solamente la ha escuchado y le ha gustado, sino que ha llegado a remover algo dentro. Yo creo que para un artista es la sensación más increíble que puede sentir.
Voy a seguir escribiendo con toda la honestidad que tengo, intentando, sobre todo, estar a la altura de vuestra escucha y que la música nos siga encontrando allá donde vayamos.