La Conselleria de Sanitat nombró en 2015 a Joaquín Miñana gerente del Hospital Francesc de Borja de Gandia. Miñana, especialista de medicina intensiva, nunca imaginaba entonces que tendría que comandar esta nave frente a una pandemia totalmente desconocida. Había ocupado cargos directivos en este centro ejerciendo como director médico desde junio de 1990 hasta agosto de 1995. Anteriormente había asumido la subdirección médica.
Ejerció como médico en la residencia para mayores María Inmaculada de Gandia. Ha trabajado como médico especialista del Hospital Provincial de Alicante en la especialidad de Medicina Intensiva y como médico del servicio Especial de Urgencias de Alicante- Elche-Elda-Petrel. También ha sido adjunto de Medicina Intensiva en el Hospital de Gandia desde mayo de 1985 hasta junio de 1988. Por tanto, sabe muy bien la presión que se ejerce en estos departamentos.
– ¿Cómo se ha ido reestructurando el hospital?
– Desde la primera ola de la pandemia en el mes de marzo se identificaron tres áreas prioritarias de acción: Urgencias, donde al igual que en todos los centros asistenciales, se separaron dos circuitos de atención para pacientes con sospecha o probables Covid, y otra para pacientes con patología habitual no relacionada con la Covid. Se separaron áreas de reconocimiento, espera y observación, y se habilitó una sala de espera para familiares en el exterior del edificio.
En las plantas de hospitalización se identificaron salas de ingreso solo para pacientes Covid, con personal y material exclusivamente para ellas. El acceso a estas salas tanto para el personal como pacientes requiere el uso de equipos de protección individual y estrictas medidas de prevención.
Conforme ha ido aumentando el número de pacientes positivos ingresados, se ha ido aumentando el número de salas destinadas y se han habilitado camas supletorias.
– ¿La UCI también ha sufrido importantes cambios?
– La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) ha tenido que ampliar sus instalaciones, en primer lugar mediante el aislamiento de boxes con sistema de presión negativa y filtros EPA.
Según ha ido aumentando el número de pacientes Covid ingresados, se han habilitado dos salas para pacientes críticos en la unidad de CMA (Cirugía Mayor Ambulatoria) con capacidad para 11 pacientes Covid y se habilita la URPA (Unidad de recuperación anestésica) para la patología habitual de la UCI. Con estas actuaciones pasamos de una capacidad de 13 camas UCI a 32.
– Los laboratorios se han tenido que adaptar…
– Laboratorios, especialmente Microbiología, tuvo que adaptarse para la realización de la PCR -una técnica diagnóstica que, si bien se podía realizar, su demanda era casi esporádica- a la realización de un número extraordinariamente elevado por la necesidad de realizar el rastreo de contactos, adquiriendo y poniendo a punto equipos para realizar hasta más de 500 pruebas diarias.
– ¿Otros departamentose han visto también afectados?
– Radiología debió también adaptarse para realizar exploraciones radiológicas a pacientes Covid en un circuito independiente y con las medidas de prevención necesarias para evitar el contagio de otros pacientes y del personal de Rayos.
Otros servicios como Paritorios, Pediatría, especialidades quirúrgicas e incluso Rehabilitación, han participado reduciendo, suspendiendo o readaptando su actividad a las nuevas condiciones, bien para prevenir contagios o permitir que servicios más directamente implicados en la asistencia a pacientes Covid aumenten su capacidad de respuesta. Estas adaptaciones requirieron una serie de actuaciones estructurales y adquisición de equipos médicos que se realizó mediante el procedimiento de urgencia con un coste aproximado de 2 millones de euros.
La adaptación ha implicado también la participación de otras áreas administrativas como es la de Suministros y Personal que han tenido que adaptar su sistemática de trabajo necesariamente a las condiciones de urgencia y mayores necesidades causadas por la pandemia.
– ¿Le parecen suficientes las medidas adoptadas por el gobierno? ¿Cree que han llegado tarde?
– Hemos podido seguir día a día la información de la Comunidad y Nacional de la evolución de la pandemia, hemos vivido un estado de alarma con confinamiento y una vuelta progresiva a la normalidad seguramente condicionada por las fechas de la Navidad. También vivimos una presión de diversos colectivos para mantener una actividad comercial y económica necesaria en este contexto, por lo tanto, creo que las medidas adoptadas son suficientes, aunque evidentemente desde el punto de vista epidemiológico un confinamiento total probablemente hubiera tenido resultados mejores en cuanto a contención de las curvas de contactos, ingresos y fallecidos.
Tampoco hay duda en que, un mejor comportamiento social e individual hubiera contribuido en igual forma que medidas más radicales.
Desde la observación de lo que veíamos cada día en la calle, todos los profesionales sanitarios advertían de la necesidad de ser más estrictos en el cumplimiento de las medidas de prevención que ya estaban en marcha: el buen uso de mascarillas, lavado de manos, distancia de seguridad y limitar las reuniones sociales y familiares es una responsabilidad individual; la consecuencia del incumplimiento de esas medidas las debemos asumir colectivamente.
– ¿Estaba el hospital preparado para una situación así?
– El hospital ha demostrado que estaba preparado y la respuesta de todo el personal ha sido excelente, aunque todas las medidas se pueden agotar si no hay un límite a cuyo fin hemos de contribuir todos. Creo que hoy es evidente la necesidad de que junto a las medidas dictadas por los gobiernos estatal y autonómico las actuaciones individuales sean consecuentes con la situación que vivimos y contribuyan a evitar la transmisión del virus. Solo con rigurosidad en el cumplimiento de las medidas de prevención, distanciamiento, lavado de manos y mascarilla conseguiremos doblar la curva de contagios y fallecimientos.