Rosa Gómez Torres venció al COVID-19. Funcionaria del Ayuntamiento de Gandia que ahora está jubilada, cuenta cómo se sale del coronavirus. Su relato es clave y puede servir de inspiración para muchas personas que tienen dudas sobre cómo es la enfermedad. Ella lo vivió sin miedo, como si fuese una espectadora de su propia enfermedad.
Rosa comienza la entrevista “casi segura deque nos infectamos los tres familiares que hicimos un viaje a Palma de Mallorca. Viajamos el día 10 de marzo y el 11 se restringieron los viajes del IMSERSO”.
– ¿Por qué esta seguridad?
– Porque estando en el hotel se activó el protocolo cuando llegó un grupo de personas con síntomas. Luego nos dijeron que habían dado negativo, pero nosotros decidimos regresar porque no nos daban mucha información. Nuestra sorpresa fue cuando al levantarnos el día 11, nos recluyeron y no podíamos salir del hotel. Finalmente, logramos comprar un billete y el 14 llegamos a Gandia. Desde ese momento yo decidí recluirme en casa sola y mis familiares en la suya.
– ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
– El día 19 comencé con fiebre, dolor de cabeza, mareos y mucho cansancio. Mi hermana y cuñado también comenzaron con síntomas. Estuvimos así una semana. Mi médico por teléfono me aconsejó que si no se agravaba la situación que continuara en casa con paracetamol. Nos estuvo siguiendo telefónicamente y se portó maravillosamente. Nuestra sobrina médica también, nos aconsejaba lo mismo.
– ¿Qué cambió para llamar a urgencias?
– Seguía las informaciones y los expertos decían que al 8º o 9º día se podía agravar la situación. Era mi séptimo día con síntomas y al levantarme tenía 39º, me dio taquicardia, me faltaba el aire. Ahí tomé la decisión y llamé al médico de familia, la orden fue que rápidamente llamara a la ambulancia y me trasladara al hospital.
– ¿Se activó el protocolo al llegar?
– Síi, inmediatamente. Me hicieron todas las pruebas. La verdad es que no escatimaron en nada, analíticas, placas electrocardiograma, me hicieron un TAC, y con esta última prueba determinaron que había una neumonía y que tenía que ingresar. En ese momento me hicieron la prueba del COVID-19, pero sabíamos que el resultado tardaría unos días. Aunque estaba claro que la infección estaba ya en mi organismo.
– Durante su ingreso, ¿siempre ha estado sola en la habitación?
– Sí. Me ingresaron en una planta toda destinada exclusivamente a las personas con coronavirus. En aislamiento total, con un protocolo muy profesional y dando todo el personal sanitario no el 100%, creo que el 200%. La información es muy buena, doctores, neumólogos, enfermeras me explicaban a cada momento la evolución.
– Recibió el ata hace unos días. ¿Cómo se siente al estar aislada sabiendo que tiene la enfermedad y después de haber recibido tanta información?
– He tenido contacto con otras personas que han estado ingresadas y la verdad es que cada uno lo ha vivido de una manera diferente. En mi caso, estoy sorprendida, porque en ningún momento tuve miedo. La atención ha sido increíble, con un protocolo tan estricto que llevan, te sorprende cómo llega el cariño de todo el personal, hay mucho afecto al paciente. El médico pasa todos los días, te informan de la evolución con mucha claridad, te sientes segura. En mi caso, siento como si hubiera sido una testigo de lo que me pasaba. No tuve miedo pero sí incredulidad, porque ¡es todo tan extraño!, me sentía espectadora de mi propia enfermedad.
Desde el primer día de su ingreso, Rosa explica: “Me llamaron del Servicio de atención al paciente por si necesitaba comunicarme con mis familiares o si necesitaba algo del exterior. Lo hicieron todos los días, a pesar de que sabían que tenía mi móvil. Recibí llamadas del Centro de Salud de Beniopa y también de Cruz Roja. Creo que la sensibilidad que hay en el Hospital y en las diferentes asociaciones sociales es de agradecer”.
– ¿Qué sintió cuando le informaron de que ya podía abandonar el hospital?
– Sentí mucha alegría porque al menos había superado una parte importante del proceso. Luego, mucho agradecimiento a todo el personal y muchas ganas de volver a casa. Ahora, todavía continúo recuperando fuerzas, porque es cierto que esta enfermedad te deja muy débil.
– Siempre se ven imágenes muy emotivas cuando un paciente abandona el hospital, ¿fue así en su caso?
– Desde luego, es muy, muy emotivo. Primero te dan las pautas a seguir y al salir de mi habitación el personal sanitario me hizo el típico paseíllo con aplausos que vemos en la televisión y es muy emotivo (dice con la voz entrecortada aún por la emoción). Luego, sales de la planta y bajas para ir al hall de entrada del hospital. Allí me esperaba mi hija, que grabó un vídeo para mi familia y amigos. Luego el hospital me lo pidió para distribuirlo y animar a todos los enfermos para que vieran que de esta, se sale.
– Con respecto a este vídeo que publicamos en Gente, ¿quiere aclarar algo?
– Sí, porque fue un vídeo casero, salí en silencio. Luego mi hija puso de fondo los aplausos y la canción “Resistiré” que ya es un himno estos días. Me sentí un poco mal cuando algunos medios de comunicación afirmaban que había salido entre aplausos porque, en ese trozo, no los hubo. Pensaba en otros pacientes que cuando abandonaran el hospital esperarían esa despedida con música que en realidad fue un añadido para hacer el vídeo más emotivo y me sentía mal por ello.
– Desde el día 1 de abril que le dieron el alta, ¿cómo la están controlando?
– Desde entonces comencé un segundo aislamiento. Durante este proceso recibía llamadas del Centro de Salud de Beniopa, el médico de familia, Cruz Roja… es una atención increíble, muy profesional y muy humana. Ayer, día 16, salí por primera vez con una emoción tremenda, fui al médico porque hoy me han hecho la analítica del COVID-19, para saber cómo estoy en estos momentos. Simplemente, salir a dos calles de mi casa donde está el Centro de Salud, ya me hizo sentir que ‘vuelvo a ser persona’.
El testimonio de Rosa se suma a la lista, cada vez más larga, de pacientes que superan el coronavirus. Al final de ese camino, largo y difícil, Rosa Gómez no se cansa de agradecer “la ola de solidaridad, debe mantenerse y necesitamos aprender un poquito todos. Este es el camino a seguir”.