La fase 0 de la desescalada ya ha comenzado, la que permitía la salida de toda la población, separados por edades y franjas horarias. Ahora las miradas están puestas en el calendario, concretamente, en el día 11 de mayo cuando, de no producirse cambios, arrancará la Fase 1 en todas las provincias que cumplan con los marcadores establecidos. Una de las principales novedades serán las reuniones de hasta un máximo de 10 personas, aunque habrá que seguir respetando la distancia social de dos metros y las medidas higiénicas.
Pero uno de los aspectos más relevantes será la reapertura de los comercios y los locales de hostelería, los sectores más afectados por el cierre de negocios durante ya casi dos meses. Los empresarios preparan ya sus establecimientos, tal y como se ha visto durante el fin de semana con las peluquerías, que sí han abierto ya este lunes 4 de mayo.
Queda una semana pero la incertidumbre es máxima. “No sabemos qué va a pasar, si va a venir gente o cómo van a venir, si tienen ganas de comprar y volver a la normalidad. Entendemos que sí, creemos que la gente va a volver. Nosotros desde luego tenemos muchísimas ganas e ilusión y estamos trabajando para tenerlo todo a punto”, explicaba el presidente del Centre Històric Comercial de Gandia, Pedro Izquierdo.
Así que la actividad esta semana es frenética de puertas para adentro. “Estamos en pleno proceso de higienización de los locales, limpiando y habitando los espacios para poder abrir la semana que viene. Porque queremos transmitir a nuestros clientes el mensaje de que nuestros comercios son seguros”, afirma Izquierdo.
Para acometer todas esas adaptaciones y aplicar las medidas de desinfección adecuadas, el Ayuntamiento de Gandia y la Generalitat están preparando una serie de ayudas para el pequeño comercio con el fin de que las nuevas restricciones no supongan un gasto añadido a un sector económico muy perjudicado por la crisis sanitaria.
Por ello, y para que ningún pequeños comercio de la ciudad quede al margen, las asociaciones de comerciantes de la ciudad trabajan conjuntamente para elaborar un censo de todos los negocios locales. “Nosotros, al estar asociados, tenemos acceso fácil a toda esa información. Y no queremos que nadie se quede fuera por no saber realizar los trámites o no tener la información. Por eso vamos a lanzar una campaña para llegar a todos los comercios de Gandia, para que estén enterados y puedan beneficiarse también de las subvenciones”, añade Izquierdo.
LA HOSTELERÍA, A LA EXPECTATIVA
Junto al pequeño comercio, otro sector clave en la ciudad, y en toda la comarca, es la hostelería. Los decretos y cambios que va a anunciado el gobierno de España también contribuyen a su incertidumbre. La última de ellas afecta a los bares y restaurantes que ahora podrán aumentar el aforo en las terrazas (la única zona que podrá utilizarse en esa fase 1) hasta el 50%, frente al 30% anunciado en un principio y que generó el rechazo unánime de los hosteleros. El Ayuntamiento de Gandia contribuye a esa medida tras anunciar, hace unos días, la modificación de la ordenanza de ocupación de vía pública para permitir ampliar el espacio de dichas terrazas.
A pesar de que estos establecimientos ya tenían permiso para abrir este 4 de mayo, la inmensa mayoría esperará al próximo día 11, aunque aún hay quien todavía mantiene dudas sobre si será rentable subir la persiana en la fase 1, o les vale la pena esperar a cuando puedan utilizar también parte del interior.
Es el caso de Pep Solà, copropietario del restaurante Fusta Orgànic. Su establecimiento, ubicado en la calle Puríssima, carece de servicio de terraza, y este es uno de los posibles cambios que se plantea. «Todavía tenemos muchas dudas sobre la reapertura. Quizá habilitemos mesas en la calle, pero ya pensando en el verano, cuando la gente haya recuperado un poco la confianza», explica. Porque, según confiesa, aún no tienen claro cuádo podrán reabrir. «Sólo con la terraza es inviable. Para que el servicio sea rentable, al menos debemos poder llenar el 50% de todo el local. Y aún hay que resolver dudas sobre cómo será, cómo de segura se sentirá la gente para ir a un restaurante, qué medidas de higiene debemos garantizar, además de la crisis económica que ha dejado la pandemia. Así que es poco probable que abramos en la fase 1, pero puede que tampoco en la 2 ni en la 3», explica Pep.
Como muchas otras empresas, aquí tuvieron que aplicar un ERTE y prescindir de su plantilla. Poner en marcha toda la maquinaria requiere camareros, cocineros, proveedores, limpiadores… Un gasto mensual que, sin tener asegurada una clientela, hace muy complicada la vuelta a esa nueva normalidad en la que vamos a tener que vivir desde ahora. Cuando llegue ese momento, «abriremos con todas las ganas de seguir en nuestra experiencia de restaurante de kilómetro 0, respetuoso con el medio ambiente, de cocina honesta y de raíz y cuidando nuestros productos de proximidad con nuestros agricultores y productores de la Safor».