El 12 de abril de 1671 el octogenario Clemente X canonizaba a Francisco de Borja y Aragón. La noticia llegó a Gandia dos meses después y el 29 de junio el Consell municipal acordó que las celebraciones comenzaran el siguiente 17 de julio, con misa solemne en la Colegiata, castillo de fuegos artificiales, luminarias todas las noches de la octava y tres días de corridas de toros.
El duque don Pascual Francisco Ignacio de Borja y Ponce de León comenzó la construcción de la Galería Dorada en el Palau para honrar la memoria del nuevo santo, su antepasado directo, y le encargó a Juan Ripoll la organización de unos eventos callejeros, que reflejan perfectamente lo que era el Barroco efímero de su tiempo.
Tal y como estaba diseñado, el espectáculo debió ser impactante, que es lo que se buscaba, pues consistía en lo siguiente:
«Memoria de las fiestas que Juan Ripoll ha prometido hacer por orden del señor duque, mi señor, en la villa de Gandia:
Primeramente, promete hacer un castillo grande, el qual tendrá ciento y veinte palmos, más que menos, con sus quatro torres redondas y quatro quadradas. Y en medio de dicho castillo o baluarte pondrá una pirámide grande, en proporción. Y encima de dicha pirámide habrá una granada grande en que, acabada de disparar la máchina que aquí va narrando, se abrirá y parescerá el santo Francisco de Borja, de estatura de un hombre, con luzes y adornos de oropel.
Además de lo dicho, hará un buey al natural [por Borja], una águila [por Doria, la abuela del duque], un león [por Ponce de León, madre del duque] y los Centelles y que de cada figura déstas salga mucho fuego. Adornando dicho baluarte de piulas, tronadores, truenos encordelados y otras inbinciones, con cien grueças de coetes boladores [una gruesa = 144 unidades] y dose docenas de coetes de inbinciones, con veinte morteretes (…) Y, para remate desta fiesta, muchas bombas, las quales hecharán luzes de quando en quando. Ésta será la fiesta de la Campana.
En la fiesta de la Plaça promete dicho Juan Ripoll, del mesmo quadro, una ciudad con differentes torres y chapiteles y simborios y el adorno que fuere necesario para formar una ciudad y en medio una torre muy alta, quanto podrá. Y pondrá las armas de Sus Excelencias con dos ángeles que las tendrán y muchas banderas con las armas de Sus Excelencias. Todas las torres y chapiteles armará de fuego y truenos, con cien gruessas de coetes y doce docenas de coetes de inbinciones, con muchas bombas por remate.
Para dar alma a esta fiesta, hará dicho Ripoll una nave grande con muchos gallardetes y, armadas encima, quatro ruedas con todo su adorno, así de mangas de coetes como de piulería y otras inbinciones, como música, si la hubiere en la villa, y atambor, moviendo grande alarido como que viene dicha nave para contra la ciudad que estará en la Plaça. Y, por otra calle, una galera con todo el adorno que fuese necesario para ella y otra galera por otra calle. De suerte que todas estas tres pieças vendrán a un tiempo a combatir esta ciudad, con muchos gallardetes con las armas del turco, que son medias lunas. Y quando éstas estarán en acabanças de disparar, empeçará la ciudad a hazer guerra, de tal suerte que dará mucha pesadumbre a la nave y galera y aun a los que en ella están. Adornando esta fiesta con los morteretes que requiere esto.
Más promete dicho Ripoll hacer la fiestesuela que Su Excelencia le manda hacer en una torre o encima de la iglesia o donde Su Excelencia será servido, dando en ella mucho gusto a Sus Excelencias, a quienes el cielo guarde y prospere largos años en acrecentamiento de Estado.
Juan Ripoll».
Aquí no disponemos del espacio suficiente para insertar esta información en su contexto -la canonización del IV duque de Gandia-, pero sí podremos hacerlo el próximo día 18 en la charla de la Biblioteca Central, con algunos otros detalles que creo inéditos. Les invito, si no están confinados y no tienen nada mejor que hacer un viernes
a las 19:30 horas.
SANTIAGO LA PARRA LÓPEZ
(Universitat Politècnica de València-EPSG)