En pocos días sabremos cuál ha sido la decisión de los ciudadanos para el Gobierno de todos y cada uno de 8.000 municipios en toda España, en la selecciones locales.
En Gandia, habrá que elegir entre ocho listas que cubren todo el espectro político desde la izquierda reivindicativa hasta la ultraderecha neo franquista.
Y, por lo que la realidad apunta, no habrá mayoría absoluta de ninguno de los partidos que intervienen y la lucha por obtener la mejor posición para negociar gobiernos de coalición y lograr la alcaldía, será dura, muy dura.
De hecho, la probabilidad de un gobierno progresista en la ciudad formado al menos, por PSOE y Compromís +’Gandia Unida, parece contar con mayores posibilidades sobre todo si Podemos obtiene representación.
No hay que olvidar que esta vez no estará Ciro Palmer y Ciudadanos para componer el puzzle, habida cuenta que esta vez Ciudadanos no parece estar por la labor de repetir un acuerdo que fue traumático para su portavoz, Ciro Palmer. Pascal Renolt, empresario y DJ que lo reemplaza, ha declarado que él está personalmente más cerca del PP que de cualquier otro. Si a eso se unen las constantes declaraciones de Rivera y Cantó, la decisión parece tomada de antemano.
Este es el tema: que la derecha pueda conseguir con un acuerdo el gobierno de la ciudad. La misma derecha a la que le bastaron cuatro años para dejar una boquete en las arcas municipales de 140 millones de euros y no pocos procesos judiciales pendientes de dilucidar.
Enfrente, un grupo de personas de centro izquierda, que han demostrado con creces que se puede salir del agujero en que dejó sumida la ciudad el PP de los grandes fastos, las contrataciones dudosas y los presupuestos ilegales.
Diana Morant y Josep Alandete, cada uno en su partido y ámbito, aspiran a la Alcaldia de la ciudad y una vez más, según todo apunta, socialistas y nacionalistas de izquierda, tendrán la oportunidad de poner a prueba su vocación de pacto en beneficio de la ciudad.
Mientras tanto, la derecha asume con “naturalidad” que si la derecha extremista de Vox logra representación, no tendrá problema en ser invitado al convite del gobierno, tal y como han afirmado en este y otros medios de comunicación.
Y, sinceramente, Gandia no puede ni debe ser la representante de una sociedad mediatizada por los recortes sociales, el ataque a la lengua propia, y los negocios de dudosa reputación.
De esto se trata: elegir entre dos modelos de ciudad que se alzan nítidos en su oferta a los ciudadanos para el domingo 26. Elegir entre la convivencia amable o la vuelta a los tiempos del populismo en la peor de sus versiones.
A votar, que nadie se quede en casa, porque ese es otro riesgo, quedarse en casa, no es buena opción.