No hay duda que este es un negocio de lo más atrevido. ‘La Pollería’ llegó a Gandia hace 15 días y no ha pasado desapercibido. Su creador, Pedro Bauerbaum, es un tinerfeño de 25 años que inició la empresa en el madrileño barrio de Chueca causando verdadero furor. Y se convirtió en cadena, especializada en la elaboración y venta de gofres. Pero no unos bollos cualquiera. Madrid, Alicante o Valencia sirven ya estos dulces que tienen forma de pene.
Es un concepto distinto de repostería. Son elaborados con masa de gofre, pero les distingue del resto su forma fálica y, sobre todo, los recubrimientos con diferentes salsas a gusto del cliente, chocolate negro o blanco, hasta Petit Suisse, e incluso se le añade un toque al bañarlos con un poco de crema.
En diciembre de 2019 abrió el primer establecimiento y desde entonces, allí donde se instalan hay gente esperando para comprar uno. Desde que se abrió en Gandia en la Av. de la Paz, 1, las colas son diarias. Para este tipo de negocio es impresicindible un personal que destile gracia para romper el hielo de los incipientes clientes. “Todos los días se llena de gente que viene a probar estos dulces de 17 centímetros, tanto hombres como mujeres y se crean unas situaciones muy divertidas”, comentan.
Para darle más gracia, si cabe, a la venta “funcionamos con dulces a los que les damos nombres por nacionalidades. Venemos las ‘europeas’, hechas con chocolate blanco; las ‘latinas’, con chocolate con leche; y las ‘africanas’ a base de chocolate negro. Además tienen la ‘rusa’ que es rosada y con sabor de Petit Suisse o fresa, muy suavecito”.
Desde la empresa nos cuentan: “Gandia nos ha aceptado maravillosamente, con los brazos abiertos, la gente viene con ‘cachondeo’ y muy amigable”. Por ello, los empleados confiesa que se dedican más “a hacer un espectáculo y regalarte un gofre, que a venderte un gofre y regalarte un espectáculo. Queremos que el cliente entre con vergüenza y salga riéndose, que esto se convierta en una experiencia maravillosa, y encima se lleven un dulce exquisito”.
Detrás de un producto de este tipo, hay toda una red de marketing sin pelos en la lengua ni tabúes con preguntas pactadas para vender el producto de una manera más directa del tipo: «¿Hasta dónde vas a dejar que te la metan?» o “nuestros gofres son la p****» o el típico “¿te gusta bien mojadita?”.
Visitan el establecimiento gente de todas las edades, “con los más jóvenes somos más explícitos que con gente de más edad. Hemos llegado a atender a una señora de 90 años y lo mejor, es que todos repiten”.
Desde 3,80€ se puede adquirir el gofre solo y si se quiere con chocolate y la ‘gotita’ son 4,30€. Pero aquí no queda todo, muy pronto, antes del verano, tendrán a la venta “el pollolo” que básicamente es lo mismo pero, en helado. “Es decir -agregan los vendedores- en vez de comértelo lo tendrás que lamer”.
Seguirán en Gandia recopilando anécdotas, porque cada cliente aporta un comentario divertido antes de comer este dulce tan original.