La campaña citrícola inicia en la Safor la segunda parte de la temporada con las mismas malas perspectivas que ya arrancó la primera en el mes de septiembre. Por encima de todo, una grave crisis de precios que ya parece endémica en el sector y mantiene completamente paralizado el mercado interios. A lo que se suma el incremento progrsivo en los costes de producción. LA UNIÓ de Llauradors, así como otras agrupaciones agrarias como AVA-ASAJA, siguen denunciando esta situación que conlleva el aumento en el abandono de las tierras ante la evidente falta de rendimiento de los cultivos. Y denuncian también la falta de respuesta por parte de las Administraciones o de la interprofesional citrícola española Intercitrus.
Pese a la magnitud y gravedad de la situación, la Conselleria de Agricultura «no reúne su Mesa de la Producción Primaria ni el Ministerio de Agricultura su Mesa Nacional de Cítricos», aseguran. Tampoco se sabe nada de la interprofesional Intercitrus, «totalmente desaparecida, y si piensa actuar ante los problemas de la campaña en curso, tal vez porque en su seno están representados los mismos comercios que importan luego producción de terceros países como Sudáfrica o Egipto».
La realidad es que las operaciones comerciales de cítricos son escasas en la actualidad, inexistentes en muchos casos, y el porcentaje de fruta sin recolectar en los árboles es muy superior al de otras campañas por estas mismas fechas. Sólo hace falta recorrer algunos campos de la Safor para comprobar este hecho. Muchas ya se acumulan en el suelo ante el retraso en su recogido. Y la explicación es que no se han vendido. «El mercado está parado» es la frase más pronunciada entre los corredores y compradores.
El problema más grave y evidente se observa en las cotizaciones de la naranja Navelina, con precios oficiales medios en origen de 0,10 €/kg, una cifra inferior en un 33% al de la campaña pasada por esas mismas fechas y que no cubre siquiera los costes de producción. Una parte de la cosecha podría ir a parar a la industria de zumo, pero tampoco ahí los precios son aceptables. Hasta 1 euro por cajón de 18 kilos se llega a ofrecer.
Las dificultades de la Navelina se están trasladando ya al resto de variedades de naranjas como es el caso de la Lane Late que se acerca a su momento de recolección. Sin embargo, esas mismas naranjas multiplican su precio en supermercados hasta un 1.500%, pues se venden en los mismos en una franja entre 1,40 y 2 euros/kg.
LA UNIÓ insiste en que existe en el campo una gran cantidad de naranja Navelina que no ha salido a los mercados dada la saturación de fruta ya vieja procedente de Sudáfrica, a la que se suma ahora la nueva procedente de otros países, sobre todo, de Egipto que han taponado la salida de la producción autóctona. Según datos de LA UNIÓ, en solo cinco años se ha incrementado la importación en la UE desde Egipto un 17,45% (50.000 toneladas más) y en los dos últimos años casi un 15% (43.600 toneladas más y con datos hasta noviembre). El primer país importador es Países Bajos, por donde entra el 51,46% de las importaciones de Egipto y el segundo, curiosamente, es España con el 11,67% de las importaciones.
En este sentido la organización agraria cree que la Unión Europea «debe pasar ya de los hechos a las realidades y no puede negar la evidencia del daño que provocan las importaciones en los productores comunitarios». Los cítricos deben ser considerados ya como producto muy sensible frente a las importaciones de terceros países y es necesaria, insisten, una reciprocidad o adopción de cláusulas espejo para que se cumplan los mismos estándares sociales, laborales y medioambientales en los cítricos de fuera respecto a los de aquí. Por ejemplo, para evitar la entrada de plagas letales que hagan todavía más difícil si cabe la producción europea de cítricos, «hay que imponer el tratamiento de frío o cold treatment a las producciones importadas de terceros países que tengan riesgo evidente de infestación». Algo que, tal y como denuncian, no se está produciendo lo cual genera un tremendo agravio comparativo.
Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ, afirma que “la actual campaña citrícola pone en evidencia la incongruencia manifiesta existente. Mientras nuestras cosechas no salen de los árboles o se nos pagan a precios ridículos, aquí se les pone alfombra roja a las importaciones para que nos hundan. Las autoridades comunitarias tienen parte de culpa, pero también importadores que trabajan aquí y allá que no tienen escrúpulos en arruinarnos por engordar más su cuenta de resultados”.