El centro de Gandia huele a azúcar y a recuerdos de infancia. La reapertura de la Pastisseria Tano en la calle Sant Francesc de Borja no pasó desapercibida: vecinos, familias y curiosos se agolpaban frente al local desde primeras horas de la mañana. Para muchos, no se trataba solo de comprar pastissets o cocas, sino de reencontrarse con un pedazo de su historia.
“Cuando vi que abrían otra vez aquí, no me lo podía creer”, contaba Marta Torres, mientras sostenía con cuidado sus pastissets recién comprados. “Es un clásico que todos en Gandia conocemos; comprar aquí es volver a los sabores de siempre.”
“Lo importante es que Tano vuelve a estar en el centro y eso es una noticia enorme.” Se escuchaba a los clientes hablar, con sus bolsas en las manos.
Laia Gomar nos ha asegurado que “hemos sentido una acogida enorme de todo el mundo, estamos muy agradecidos. Todo el mundo muy contento, mi padre estaba allí y todo el mundo dandole la enhorabuena”.

Entre los clientes, algunas caras eran ya habituales de otros locales de Tano. María José comentaba: “He venido varias veces al local que tenían frente al hospital, pero tener a Tano en el centro otra vez es cómodo y me recuerda a cuando era pequeña.”
Tano no ha regresado solo con productos para llevar: ha traído consigo historias, recuerdos y la promesa de mantener viva una tradición que sigue emocionando a gandienses de todas las edades. Y, si la respuesta de esta primera jornada es un indicio, su vuelta será recordada como uno de los momentos más dulces del año en el centro histórico. “Gandia siempre nos responde muy cariñosamente y estamos muy contentos” concluye Laia.
