Acuérdense del titular. Cuando tienes a un tarado por presidente del Gobierno que te recomienda tomar lejía o detergentes y baños de sol para prevenir la infección por Covid-19 algo va mal. Puede que alguno de sus votantes de la América profunda, Nebraska casi el centro del país entre el este y el oeste por ejemplo, ya tome chupitos de lejía. Y lo han hecho, más de 100 personas se han intoxicado siguiendo las indicaciones del Tío Donald y han tenido que salir especialistas sanitarios y empresas químicas a desaconsejar la recomendación de este descerebrado de Donald Trump.

Salvo excentricidades como ésta todo lo demás está pensado, planeado y ejecutado en pos de preservar al sistema neo-liberal conservador. No es una broma de mal gusto. Es lo que tiene votar a un multimillonario, sin más principios que los del dinero. Estados Unidos afortunadamente tiene mucho de bueno, pero también de malo. Ninguna sociedad es perfecta. Y al final al personaje le han votado en una democracia libre. Adolf Hitler también ganó unas elecciones democráticas en 1933 y miren como le fue al mundo.

Aquí andamos caminando por el alambre votando a un partido fascista como Vox en la posible creencia de que eso es una moda que pasará. De eso nada. Vox es la traslación de Trump en España. ¿Se imaginan a Abascal recomendando tomar chupitos de lejía después de comer? Pues no lo dude, algo similar llegará. Vox defiende que la sanidad universal es insostenible y abogan por privatizarla. Cambien lejía por sanidad y evalúen las consecuencias. ¿Se imaginan una sanidad privatizada en España ante una pandemia como ésta? Me recorre un sudor frio por la espalda.

La derecha y los fascistas, PP y Vox están clamando ya por la mal llamada desescalada económica (la RAE desaconseja el uso del palabro, no está recogido en el diccionario de la Real Academia Española. Dos semanas después la FUNDEU dice que es admisible. En este país no nos ponemos de acuerdo ni en el uso del lenguaje) aquí la derecha se preocupa más de minutos de silencio, corbatas negras, de banderas a media asta y reconocimientos públicos que de la vida cotidiana de las personas y sus necesidades.

Fustigan la renta social hacia los desprotegidos que heredaremos en esta crisis que estudia el gobierno, sin saber ni cuanto darán, ni como la van a dar, ni a quién pero hay que desacreditar lo que proponga el ejecutivo, sobre todo Podemos. Les importa un carajo lo que puedan aconsejar los especialistas sanitarios. Primero hay que salvar a la economía y después a las personas. Es su biblia. Luego van a misa y se dan fuertes golpes de pecho para implorar la justicia divina, fantochadas que no falten, eso es muy español y mucho español, que diría el otro.

Lo ha vuelto a hacer. Pablo Casado no tuvo bastante con mentir respecto a su carrera y máster de derecho. Ni con el historial de mentiras de su PP desde el pleistoceno inferior y la pasada semana amparado por un informe australiano, emitido por un asesor financiero, que luego salió a desmentirlo, epidemiólogo facebookCuñao, exhibió ese informe en el congreso y sigue ahí tan pancho. Acusa al gobierno de mentir. En tal caso acusa también a la Comunidad de Madrid, Murcia y Andalucía gobernadas por el PP porque ellos son los que facilitan al ejecutivo los datos de su comunidad autónoma para el recuento oficial. Al personaje se le colorea la cara cuando dice una verdad. Esta semana toca vender el mantra ( Sánchez-Miente) claro como lo han pillado a él, todos moros, atentos.

El sano ejercicio de votar tiene consecuencias y hay que ser muy consciente de lo que se deposita en la urna o puedes estar legitimando a un loco para que decida tu destino o a un mentiroso para que te engañe. No vale a protestar después.