Las siglas U.H.D. corresponden a la Unidad Hospitalaria Domiciliaria del Hospital Francesc de Borja de Gandia. En estos tiempos revueltos para la Sanidad cobra mayor relevancia su labor.
Se trata de una quincena más o menos entre médic@s, enferme@s y auxiliares que trabajan en condiciones muy especiales. Recorren el Área 11 de Salud y también atienden en el hospital, en su departamento de la planta tercera, o en sus casas a pacientes que necesitan de su asistencia.
Son la vanguardia sanitaria que recorren las casas atendiendo a las personas enfermas que no pueden acudir al hospital o se recuperan de intervenciones pero tienen limitada su movilidad.
En estos tiempos de pandemia esas circuntancias son complicadas, pero ell@s siguen desarrollando su labor abnegada cada día. Atienden de lunes a domingo, mañana y tarde. En estas circunstancias: Doble mascarilla, valor y profesionalidad para una tarea marcada por la vocación de otra forma sería insoportable.
En muchos de los casos auxilian a enfermos terminales a los que tratan de mejorar en sus últimos meses de vida, intentando mitigar las consecuencias de lo inevitable.
Pero siempre con una sonrrisa en la cara, unas palabras de ánimo, una profesionalidad envidiable y una delicadeza encomiable. No debe ser fácil volver a sus casas e inhibirse tras vivir tantas dificultades cada día. Saben que muchas veces esa empatía con el enferm@ hace más que el nolotil o el paracetamol. Su labor bien merece admiración y reconocimiento. Gracias por tanto a cambio de tan poco.
En esta coyuntura que vivimos la Sanidad Pública demuestra su valor social en toda su amplitud. La demanda sigue siendo no hacer de la necesidad virtud. Espero que con la llegada de los miles de millones europeos se atienda a las necesidades de fortalecer la sanidad pública con más personal, mejora en las infraestructuras, salarios, contratos acordes con las exigencias y fortalecimiento del sistema público de Sanidad. La pandemia nos ha mostrado el camino a seguir.
Si no lo hacemos ahora ¿Cuando tendremos otra oportunidad? Creo que nunca.