Sanidad. (2) Libre elección de médico

 

 

Después del agua, la humedad y el viento, parece que tenemos un período de calma como si quisiera adelantarse la primavera. Mi nieto estaba estudiando y sale de la habitación.

Abuelo: Parece que hemos aguantado y no nos hemos convertido en anfibios.

Nieto adolescente: Eso parece. Ahora tengo un rato y podemos continuar con la charla del otro día.

A: ¿Te refieres a lo de los médicos?

NA: Sí. Hablábamos sobre si puedes elegir o no al médico.

A:: Para entender esta situación es necesario conocer cómo eran los usos antes. Tampoco hace tanto tiempo.

NA: Me mola cuando me lo explicas, pero no me rayes. Clarito y sin prisas.

A: La relación médico-enfermo no ha sido siempre igual. Hace años, algunos no lo han conocido, no existían las urgencias como las actuales.

NA: Y si uno se ponía enfermo de repente ¿A dónde iba? ¿Qué pasaba?

A: Ir, a ningún sitio, pues como te he dicho no había servicio de urgencias, y los hospitales eran escasos y únicamente en las grandes ciudades.

NA: Pues sí que lo teníais chungo…

A: Pues todas las situaciones tienen ventajas y desventajas. En los pueblos y ciudades medianas había uno o varios médicos. Cuando sólo había uno lógicamente no se podía elegir, pero sí que la actitud de las personas y la consideración hacia él dependía de su forma de tratar y ayudarlas. Pero cuando eran varios, las familias podían elegir a uno en concreto dependiendo de la confianza que su forma de tratar proporcionaba.

NA: Muy bien, podíais elegir libremente al médico, pero que pasaba con los casos urgentes a deshora.

A: Había una costumbre que era la “iguala”, una cantidad de dinero que se le pagaba al mes al médico, cantidad que estaba al alcance de la mayoría, con la que el médico se comprometía a atender a cualquier miembro de la familia cuando era necesaria su presencia independientemente del día y la hora.

NA: Con lo que se resolvía la atención urgente.

A: Posteriormente comenzó a implantarse la cobertura de la Seguridad Social para aquellas familias que estaban trabajando, con lo que cada trabajador tenía una cartilla en la que figuraban todos los componentes de la familia del asegurado, teniendo cada uno los mismos derechos a la hora de la atención. Con esto llegó un momento en que se prohibieron las “igualas”, comenzando a aparecer servicios de urgencias locales, no obstante los médicos estaban obligados a acudir a los domicilios en las horas oficiales de trabajo, como está ocurriendo ahora.

NA: Pues mejoró el servicio y los médicos dejaron de estar todo el día de guardia.

A: Sí. Durante esta época lo positivo era que cada familia podía elegir el profesional que quería, o sea el que más confianza le daba, con lo que los médicos tenían que actuar de la mejor manera posible para ganarse esta confianza. Esto no quiere decir que ahora no se trabaje seriamente pero los emolumentos son independientes de estas prestaciones.

NA: O sea que quien no curraba de forma adecuada no tenía cartillas y cobraba menos.

A: ¡Qué listo eres! Pero llegaron los señores del ordenador y, según ellos, para una mejor gestión, idearon unas tarjetas personales, que se conocen como SIP, que identifican las personas, y el reparto de cartillas se sustituyó por el reparto de SIP con lo que en una casa podían entrar tantos médicos como componentes tuviera.

NA: Esto destruía el concepto de médico de familia

A: Pues este sistema aguantó durante mucho tiempo, con lo que la confianza de las familias en un médico se vio resquebrajada, al igual, el conocimiento que antes tenían de las distintas familias los Médicos de Familia se vió mermado al no tratar a todos sus componentes.

NA: Hicieron un arreglo chachi piruli.

A: Muchas veces, como te he dicho en otras ocasiones, se toman decisiones contemplando solo un apartado de la realidad. En este caso el manejo administrativo era mucho más eficiente pero atacaba en su raíz a la relación del médico con la familia.

NA: Quieres decir que ahora sería posible cambiar de médico, pero no conseguir que sea el mismo para todo el grupo familiar.

A: Últimamente está cambiando, pudiendo las distintas familias elegir todos los miembros al mismo médico aunque con ciertas dificultades.

NA: Entonces, ¿se está recuperando la confianza en el médico?

A: Ese tema lo dejaremos para otro rato, ahora vuelve a estudiar.

 

                                                                                                                                                                                                                                                                   

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