“¡Señoras y señores! ¡Gandienses todos! ¡Acérquense! ¡Aquí tengo el elixir que todo lo cura! ¡Vengan, vengan! ¡Este es el remedio para el Gobierno del Serpis! ¡Y tan solo les costará unos cuantos votos!”.
¿Recuerdan a los charlatanes, cura todo y sacamuelas del lejano Oeste? Pues el señor Soler, al más puro estilo de los vendedores de tónicos sanadores y crecepelos milagrosos, ha cargado su carromato de soluciones para nuestra querida ciudad y nos deleita con sus remedios barrio a barrio. ‘La Gandia real’ se llama la pócima.
De lo que no se da cuenta el “líder” popular es que esa pócima ya la vendió otro sanador en Gandia. Venía a salvar la ciudad, y los ciudadanos le compraron litros y litros de esa pócima tan efectiva. Así, el efecto ese verano les hacía ver decorados de cartón-piedra con indios y vaqueros, romanos, canta juegos y demás diversiones, a la par que veían a grandes artistas en nuestra querida playa –y todo ello de forma gratuita–, y concentrado en una botellita que repartían los concejales y militantes populares a allegados y amigos.
Eso sí, si no tenías el recibo de haber comprado la pócima, habías de pagar a modo de chupito la fiesta, y estabas en una lista negra por rojo o enviado del demonio.
Poco a poco no es que la pócima fuera un placebo para engañarnos, es que se iba convirtiendo en despidos de servicios públicos, compras de inmuebles ruinosos, cierres de televisiones, privatización y enchufados con carnet de los populares y deuda, mucha deuda. En una de esas borracheras de poder, su amado líder de aquel entonces espetó: “Los enchufados están en IPG”.
Pues bueno, el “charlatán” de hoy en el Partido Popular no es nuevo. Formó parte de aquel gobierno que llevó a la ciudad a la mayor ruina económica, política y moral que han padecido los gandienses. Y ahora va vendiendo, otra vez, el elixir cura todo.
Señor Soler, la ciudad no necesita elixires de colorines y azucarados. Y menos de un partido como el suyo, que salen más en las noticias que el hombre del tiempo por las causas judiciales pendientes.
Desde que gobierna en el consistorio este gobierno progresista –¿no les da vergüenza utilizar a modo despectivo gobierno de socialistas, comunistas y nacionalistas?– se ha reducido la deuda en más 80 millones de euros, los bancos han perdonado intereses porque el ayuntamiento paga, las facturas registradas se pagan en menos de 15 días –15 días, señor Soler–. Cuando con el elixir de su maestro y de usted no solo no pagaban a los bancos, sino que los proveedores cobraban a casi 500 días –si cobraban–.
Su discurso de la Gandia real no es más que charlatanería pura. Y, “¡Bajen los impuestos!”, es su brebaje más elocuente. ¿Por qué miente, señor Soler? Sabe que si no lo autoriza el ministerio no es posible. Pero no porque gobiernen los socialistas en Madrid, ya que cuando gobernaba su partido tampoco lo permitían las condiciones del plan de ajuste.
Hasta el señor Pascal Renolt, con casi fecha de caducidad en esto de la política, demuestra a veces más responsabilidad de ciudad que usted. Así que deje de mentir a los gandienses, échele dos tragos a su elixir y túmbese a dormir la mona. Gandia se lo agradecerá.