La concejala de Sanidad apela una vez más a la responsabilidad individual para contener los contagios: “Volver a la normalidad no significa hacer lo que uno quiera”
La primera entrevista que ‘Gente‘ hizo a la concejala de Sanidad y Políticas Saludables del Ayuntamiento en relación a la pandemia fue el 24 de abril, en pleno confinamiento pero con la crisis sanitaria algo más controlada. Entonces, Liduvina Gil hizo repaso de cómo fue la actuación inmediata, la de urgencia, en esas primeras semanas del Estado de Alarma, donde todo era trabajo a contrarreloj, casi las 24 horas al día, y con la inexperiencia por bandera.
Ahora, 6 meses después, el tono es otro aunque el mensaje de fondo es el mismo y ella no se cansará de repetirlo hasta que la última persona del último pueblo lo cumpla: el virus está ahí, no ha desaparecido y si no somos todos responsables, la situación se puede descontrolar en cualquier momento.
– Con respecto al COVID-19, ¿cuál es la verdadera situación actual?
– Hemos pasado por diferentes fases, que es más o menos generalizado en todas las ciudades. Una primera de explosión de contagios con la pandemia en pleno auge (marzo y abril); después una fase de latencia, sin casos nuevos durante más de mes y medio (final de la desescalada, mayo-junio). Luego, llegó un rebrote al comienzo del verano y de las actividades de ocio nocturno muy preocupante (julio). Ahora, estamos teniendo los focos que se producen en ámbitos familiares y sociales (agosto y septiembre).
– ¿Eso significa que los contagios tienen otra incidencia?
– Ya no hablamos de gente que viene de fuera, ni del ocio nocturno. Ahora el problema son las reuniones familiares o con amigos. No se tiene en cuenta que cada uno viene de sitios diferentes, gente que ha estado en contacto con más personas y pueden contagiarnos. O al revés. La transmisión puede ser enorme.
– ¿Qué curva está siguiendo las cifras?
– La semana del 29 de agosto tuvimos un rebrote muy importante y llegamos a los 63 contagios en un día. Eso nos hizo levantar las orejas y ponernos a marchas forzadas a intentar contener a la población. Esa semana tuvimos 197 casos. La segunda semana de septiembre bajamos a 167. Y en esta tercera semana, en cuatro días (de lunes a jueves) sumamos unos 70, por lo tanto, tenemos una leve bajada de casos. También hemos tenido un repunte en el número de ingresos hospitalarios, hasta 19, con dos personas en la UCI. Aunque se han firmado nuevas altas y ahora quedan sólo 13 personas, 11 en planta y 2 en la UCI (datos del jueves por la noche). No son datos preocupantes, en lo que a presión hospitalaria se refiere. Lógicamente, cualquier persona enferma y, especialmente, ingresada en el hospital, es motivo de preocupación.
– Usted siempre aplaude y agradece la gran labor del personal sanitario y recuerda la importancia de la colaboración ciudadana. ¿Es necesario repetirlo tanto?
– Hemos empezado el curso escolar y se ha realizado un gran trabajo en escoletas y colegios. Puedo asegurar que son espacios seguros, porque se mantiene la distancia, se respeta el orden de entrada y salida, se lleva mascarilla, se toma la temperatura, hay higiene en las manos, etcétera. Pero todo esto no sirve de nada si cuando salen del colegio se van al parque y se juntan con niños de otras clases e incluso colegios diferentes. Hemos visto en la plaza del Tirant muchos niños jugando al fútbol sin masacrillas. Eso no es posible, no sirven de nada las medidas tomadas en los colegios, si luego la actitud es esa. Y habrá que repetirlo hasta que nos concienciemos de verdad.
«Sin responsabilidad social, una buena sanidad pública no sirve para nada»
– Si las reuniones familiares no se controlan, ¿se espera un incremento de contagios o, al menos, que sean constantes?
– Debemos volver a la normalidad, pero no a la que teníamos antes. Todos queremos, pero volver a la normalidad ahora no significa hacer lo que uno quiera. Si nos juntamos con nuestros compañeros de trabajo, luego tenemos comida con familia, más tarde nos vamos al gimnasio o a la piscina, y acabamos el día con una cerveza entre amigos, estamos exponiéndonos y exponiéndoles demasiado. Es necesario pensar que si nos juntamos en casa de nuestros padres, cada hermano con su familia, debemos intentar estar más separados, que en la mesa hayan grupos diferenciados, crear pequeñas burbujas en cada ambiente.
– Si se respetan esas pautas, el seguimiento a los contactos estrechos resultaría más sencillo, ¿no?
– Efectivamente, si hay una persona en un grupo familiar asintomática, al estar separados solo contagia a las personas con las que convive y no a dos o tres familias.
– ¿Cuántos contactos estrechos se están estudiando por cada caso?
– Hay una media de 30 personas por cada positivo a las que hay que decretar el confinamiento y realizar el seguimiento médico oportuno. Al principio, al estar confinados los contactos eran mínimos, pero ahora la movilidad es mayor y ha habido personas que han dado positivo de la que se han tenido que rastrear más de 115 contactos.
– ¿Cuántos rastreadores hay en esta zona?
– Se está haciendo un trabajo excelente. En Gandia hay 17 rastreadores y apoyo externo de los Centros de Primaria. Pero si seguimos sin control, llevando los niños a la escuela, luego me tomo el café con un grupo de madres, me voy al trabajo, salgo y voy a yoga, compro en un supermercado, luego visito a mis padres y acabo en un bar con amigos, estaremos generando un círculo de más de 30 personas para rastrear. Así es como se satura Salud Pública y atención Primaria. Por eso, insisto, hay que hacer vida normal pero evitando tanta actividad en grupo.
«La normalidad no es hacer lo que yo quiera»
– ¿Son suficientes?
– Vamos a incorporar documentalistas, personas que ha estudiado el grado de Documentación Sanitaria que se imparte además aquí en la ciudad, en el Tirant lo Blanc. No podemos hablar de saturación, pero sí de muchas horas del personal sanitario que no ha tenido ni vacaciones en algunos casos, y que se encuentran realmente agotados. Queremos volver a la normalidad, pero insisto, la normalidad no es hacer lo que yo quiera. Esta semana, por ejemplo, hemos reiniciado las actividades deportivas, pero ahora los padres no podrán estar allí como antes. Debemos mantener las distancias y respetar las normas, porque no podemos enviar a la policía cada vez que recibo una llamada de incidencias de este tipo. Sin responsabilidad social una buena sanidad pública no nos sirve para nada.
– El Ayuntamiento ha retomado también la programación cultural. ¿No ha habido problemas?
– Todo es actividad al aire libre, con aforos limitados, en la que aseguran las distancias y se registran los datos de todas las personas que participan. Hay mascarillas y geles hidroalcohólicos. Esta es la realidad, queremos dar normalidad pero con muchas medidas de seguridad. Si pudiéramos todos ser conscientes de lo que nos jugamos, iría mejor. Sería ideal que los mayores aplicáramos lo que se ha hecho en las escuelas. Núcleos estables y pequeños de familias y amigos, que no se relacionen con otros. Y dentro de esos grupos, mantener igualmente las distancias porque si hay algún asintomático es más fácil el control cuando salta un positivo, porque has estado con menos gente y no saturas la sanidad. Esto es necesario para contener los contagios.
– Con una población escolar de casi 15.000 alumnos, ¿se esperan nuevos brotes?
– Desde luego, pensar en no tener ninguna incidencia es utopía. Pero le protocolo es claro. Si hay un positivo en alguna familia, se confinan todos y si el niño o un profesor tienen síntomas y dan positivo, habrá que confinar esa clase 14 días para volver a la normalidad.
– Se han recibido quejas por la falta de atención en los centros de salud y la dificultad de las citas previas teléfónicas. ¿En qué situación se encuentra la Atención Primaria?
– Se está trabajando para habilitar un Centro de Llamadas, es necesario, pero también es importante que esas llamadas tengan respuestas. Por eso volvemos a lo mismo, concienciar a la ciudadanía de no salir de sus grupos estables, de que se creen burbujas y mucha responsabilidad, para que esos médicos puedan dedicarse a atender las patologías diarias y no únicamente al seguimiento de contagios.
– El hospital sufrió mucho al principio por la escasez de material de protección. ¿Está ahora cubierto el personal?
– Sí, desde luego. En el comienzo de la pandemia se desbordó la situación y había escasez, no teníamos proveedores y era muy difícil encontrar el material. Ahora ya se ha hecho una provisión por parte de los hospitales y todos los centros sanitarios disponen de todo lo necesario.
Liduvina Gil ya trabajó la anterior legislatura en temas relacionados con la salud, pero fue a partir de mayo de 2019 cuando se hizo cargo del nuevo Departamento de Sanidad y Políticas Saludables. “Mi trabajo consiste en que la salud esté presente en todas las políticas que se lleven a cabo desde el Ayuntamiento. Por ejemplo si hacemos una plaza, debo estudiar quiénes acudirán a ella, si son personas mayores o niños, eliminar las barreras arquitectónicas, etc. Tenemos una población que envejece, y es necesario habilitar baños públicos, que en estos momentos no tenemos. Mi labor es que todos los departamentos piensen en políticas saludables”.
El trabajo conjunto con el Área de Salud del Hospital de Gandia, Atención Primaria y Salud Pública en otras actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Gandia, facilitó la labor para enfrentarse al tema de la Covid-19. “Ha sido muy fácil coordinarnos, entendernos, nos conocíamos y eso facilitó mucho la labor para saber las necesidades de las instituciones, sobre todo para dar consejos a la ciudadanía”. Ahora sólo falta que la población tire de responsabilidad individual y aplique esos consejos para que la ‘nueva normalidad’ sea lo más llevadera posible para todos y todas.
FOTOS: Àlex Oltra