La creatividad de algunos es inagotable aplicada a la política y a las elecciones municipales de este domingo si se atiende al discurso de algunos olvidadizos.

Y es que con lo que nos jugamos este domingo, estaría bien hacer un poco de memoria sobre lo que se promete por parte de quienes vuelven a las andadas con promesas que ignoran olímpicamente todo lo que ocurrió en esta ciudad bajo el Gobierno del PP, hace de esto cuatro años que parecen ya un siglo habida cuenta de cómo la ciudad ha superado buena parte del desastre.

Ese “pozo sin fondo” en que se convirtió a la empresa pública, destino favorito de una docena de “pufos” y contrataciones a mansalva, donde se “perdían” ordenadores de contabilidad con demasiada frecuencia, ya no existe al menos, por voluntad de la nueva corporación surgida en 2015.

Eso que nos ganamos, a menos que vuelvan las locuras de aquellos años, disfrazadas de parques temáticos fantasma, coliseos romanos varios, centros agrícolas “punteros” en la Torre delPares (cuidado porque insisten) o la “renegociación” del Plan de Ajuste de Gandia… entre otras cosas.

Sólo este último detalle es vital, y la pregunta consecuente: si no fueron capaces de negociarlo con un Ministro del PP como Montoro que los enviaba de vuelta a casa con dos palmos de narices como respuesta por tres veces seguidas, ¿serían ahora capaces de hacerlo con un gobierno socialista en España? No es creíble, pero ellos insisten.

Y es que para más datos, fue un Gobierno de la izquierda en Gandia quien acabó sentando las bases de un plan de ajuste ordenado que permitiera sacar el dogal del cuello del Ayuntamiento de Gandia, de acuerdo con ¡Montoro!

Tal vez el ínclito número 3 de la lista del PP, Guillermo Barber, a la sazón concejal de Hacienda pudiera ilustrarnos sobre el tema.
Tarea difícil, habida cuenta de los tres presupuestos ilegales que presentó durante la legislatura y el último que se retiró del plenario de aprobación ante la amenaza de compañeros suyos que advirtieron de su temor a hacerse responsables con su patrimonio personal si aprobaban aquellas cuentas.

Por su parte,vel cabeza de lista del PP, Víctor Soler, llega a la candidatura con ciertas manchas que no podrá sacarse de encima: “Me siento engañado por Arturo Torró”, ¿recuerdan la frase?

Es de Soler, tras estallarle el caso Púnica en la cara, y luego de que el Juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, decidiera incluirlo entre los acusados del caso, aunque no lo procesó porque estaba aforado por ser Diputado en Cortes Valencianas y tenía por tanto que girar toda la causa al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

Pero bien, ahora se da el caso que su mandato en les Corts ha finalizado y también su protección… Mientras el juicio continúa. Es decir que por mucho que lo niegue, como hace, su imputación está a la vuelta de la esquina.

Tampoco es menor su responsabilidad en los escandalosos contratos de soporte a las televisiones locales, con el único objeto de resolver una situación patrimonial privada. Soler firmó un informe técnico de adjudicación, que dirimía la calidad de los equipos de televisión… siendo que su titulación es de Ciencias Políticas.

Estos son algunos de los mimbres con que se presenta la derecha en Gandia, a lo que habría que sumar, claro está, la broma del candidato de Ciudadanos, sobre un teleférico entre la playa de Gandia y el Castillo de Bayren.
El candidato, él mismo una broma, llega de la mano del mismo mentor que Soler, Barber y compañía, es decir del personaje que ha intentado dominar Gandia desde que entró en política hace años y cuyos negocios ruinosos le apremian a intentar salvarse como sea.
El objetivo parece ser el mismo, salvarse de los juicios que tiene pendientes y, si es posible, redondear alguna otra operación. Se me ocurre que algo tiene que ver con la televisión comarcal, cuyo propietario le ha demandado por incumplimiento de contrato. El señor Faura, del riñón de ese gran hombre público que es Alfonso Rus, lo sabe todo.

Otra cosa es que el silencio le llame a andana, por prudencia.

Faltaría saber si Soler, Barber y los suyos, son en realidad mascarón de proa de esta imaginativa nueva estafa a la ciudad.

Contra esto también se vota este domingo. Impedirlo está en nuestras manos. Suerte en el intento, Gandia merece decencia.