Nieto Adolescente: Antes de ayer se nos quedó un tema a medias. No me gusta que me marees, pero quisiera saber más sobre lo de los poderes. 

Abuelo: No me acordaba, pero es verdad, estábamos hablando de la separación de poderes.

NA: Cuidadito y sin enrollarte demasiado.

A: Si los jueces son los vigilantes de la democracia, se convierten en el aspecto más importante de ella, tanto a nivel de decisiones de gobierno de ámbito nacional, como de las decisiones diarias en todos los juzgados de la Nación.

NA: Claro como el agua.

A: Pues no está tan claro, pues de ser así debiera ser la clase mimada, y no es así.

NA: No empieces a rayarme

A: Como nos acercamos a Navidad, piensa en un abeto. Si lo coges de arriba y lo levantas todo el cuerpo queda libre sin que nada influya sobre él, excepto lo que se pueda derivar de la punta que la tengo yo en la mano. Si yo soy el Estado desaparece esa independencia.

NA: Pues es verdad, ¡Y como están las cosas aquí?.

A: Aquí se empezó bien. En 1978, después de la dictadura se creó el Consejo General del Poder Judicial , con un sistema mixto, inspirado en Italia y Francia. Se compone de 20 vocales, siendo los vocales jueces (12) elegidos por los representantes de la Magistratura, mientras que los ocho restantes (académicos, abogados) los designaba el parlamento.

NA: Perfecto

A: Sí. Pero en el año 1985, un señor, que quizás no conozcas, Alfonso Guerra, el segundo de Felipe Gonzalez…

NA: Ni pajolera idea de quienes son. Pero si lo dices será verdad.

A: Tendríais que estar más informados. Pues dijo, “Montesquieu ha muerto” cargándose el sistema relatado, pasando a ser nombrados todos los vocales por el Parlamento. La oposición protestó pero cuando llego al poder lo mantuvo.

NA: Pero si los jueces hacen lo que deben hacer no hay problema.

A: Eso es lo que pasa en EEUU y Reino Unido, que aunque allí los nombre la Reina a propuesta del Gobierno el precepto de independencia y la autoestima personal está tan arraigada que no influye esa condición en sus decisiones.

NA: Supones que un juez no va a cumplir con su obligación.

A: No sería justo decir que un juez así nombrado no pueda ser justo e imparcial, con estos condicionamientos,  estar en sintonía ideológica con quien los ha nombrado, y dependiendo su futuro profesional de ellos es más fácil ser parcial. En resumen hay que ser honrado y parecerlo.

NA: Y, tíos, vosotros que votáis ¿Por qué lo aguantáis?.

A: No tengo respuesta para esa pregunta. Para más mejor en 2013 se aprobó una Ley por la que cuando un partido cuenta con una mayoría significativa (3/5) puede llegar a nombrar a miembros del Consejo sin necesidad de llegar a acuerdos con el resto de fuerzas políticas.

NA: ¿Y qué se consigue con eso?.

A: Me encanta tu ingenuidad. Por un lado, intervenir en las decisiones y conflictos más importantes de la Estado, consiguiendo a veces un sesgo interesado. Por otro, ser este organismo, que es quien designa y controla el resto de altas instancias del Estado, quien tenga que juzgar a los aforados, o sea a los políticos.

NA: Ya, ahora lo entiendo. Una jugada perfecta.

A: Nieto, “ningú cassa sense gos”.