Estamos en un momento tristemente desconcertante. Yo sólo puedo hacerme preguntas ante hechos contrastados y recurrir a las respuestas de los médicos, sanitarios y especialistas.
La Comunitat Valenciana ha pasado de ser ejemplo de gestión y control de la pandemia a liderar negativamente varios parámetros por los datos conocidos, en la llamada tercera ola de la pandemia.
Permítanme una matización, pienso que no hay ni segunda, ni tercera ola. Es la misma pandemia con diferentes incidencias que la que se desbocó en marzo, seguimos surfeando la primera ola, unas veces subimos y otras bajamos.
¿Qué está pasando aquí? Según los que entienden desde principios de diciembre a primeros de enero hemos relajado los comportamientos y le hemos dado alas al virus. Creo sinceramente que no es eso sólo. También estimo que influye el hastío irresponsable de la gente, va para un año de confinamientos en mayor o menor medida, sin resultados visibles.
Esto opera mediante una progresión aritmética. Un portador asintomático contagia a su entorno, pongamos 20 personas. Estos 20 a 20 más, ya son 400 y así sucesivamente.
Los sanitarios claman por la responsabilidad individual. Estamos al borde del colapso hospitalario. Pero no parece que una parte de la gente esté por la labor. Y mientras tanto Ximo Puig, President de la Generalitat Valenciana se parece cada día más a Fernando Simón, ha pasado de referente indispensable a referido cuestionado. Su gestión muestra más dudas que certezas.
Hasta hoy sólo ha habido algo tangible que ha demostrado la eficacia ante la crisis: el confinamiento general y abrir lo esencial, medida que ha de tomar el Congreso nacional a petición gubernamental. Pero Ximo Puig sigue negando dicha idoneidad aunque de momento las cifras aquí, le quitan la razón.
Obvio las críticas del resto de partidos políticos porque me dan asco, gritos y susurros, pero ninguna aportación positiva y realizable hacia nosotros los ciudadanos. Aunque tengo cierto nivel de empatía hacia Ximo Puig, a pesar de la que está cayendo. Su gobierno ha pasado del “Botànic” a ser el “Butànic” una bombona a punto de estallar dentro de Compromís y Podemos. Pero nada une más en política que mandar y un buen sueldo.
Eso también tiene que ver en el cansancio de la gente y sobre todo en la falta de credibilidad para seguir las indicaciones de los políticos. La economía es importante pero sin salud no hay economía. Hay enfermos, muertos, hospitales colapsados y sanitarios desesperados.
Escuchaba el sábado en Radio València SER, hacia las nueve de la mañana a un representante de las fallas de la ciudad de València, demandar una reunión con el Alcalde y la Consellera de Sanitat para poner fecha a la celebración de las fallas de 2021 a partir del mes de junio. ¿Qué tomó en el desayuno ese señor?. Seguimos sin asumir y sin entender nada.
Dejamos todo en manos de la vacunación, más por tener algo a lo que agarrarnos que por la efectividad demostrada a día de hoy. Necesitamos creer en algo que podamos ver y palpar, es humano.