Hay contradicciones difíciles de entender para quien utiliza asiduamente el sentido común.
Felicitar al Gobierno y al resto de partidos políticos de la Corporación gandiense por su actuación tras la desgracia del pequeño fallecido trágicamente en un entrenamiento de la U.D. Beniopa. Tanto el Alcalde, José Manuel Prieto, como la responsable de Deportes, Lydia Morant Varó, se pusieron a disposición de la familia desde el primer momento. Y me consta oficialmente que se han hecho cargo de la mayor parte de los gastos del sepelio tras la petición de ayuda por parte de los padres.
Toda una lección de empatía y solidaridad. Desde este medio nos unimos al dolor que a todos embarga por lo sucedido. Si Dios existe no entiendo ésta y muchas otras cosas.
En 1099 entre el 7 junio y el 15 de julio los miembros de la Primera Cruzada organizada por el Papa Urbano II tomaron la ciudad de Jerusalén al grito de “Dios lo quiere”. Frase para justificar que mataron a todo ser viviente que habitaba en la ciudad, con independencia de que fuera musulmán, judío o cristiano. Dudo mucho que, si Dios existe, estuviera muy de acuerdo con sus secuaces. Sigo sin entender nada.
Como tampoco entiendo la actuación de los organismos públicos, Generalitat y Ayuntamiento, Puig-Prieto, al conceder subvenciones a la Iglesia para la rehabilitación y mantenimiento de la Insigne Colegiata sin atender primero a una norma básica para los gestores públicos. Y es muy sencillo, desde el sentido común: aportar una cantidad similar o igual a la depositada por el dueño del templo, es decir el Arzobispado de València.
Hasta donde he podido averiguar el organismo que dirige Cañizares, (representante del viejuno nacional-catolicismo franquista y azote de no creyentes e izquierdistas, quien confunde la Democracia con la Demos-gracias porque “Dios lo quiere”), no aporta nada, o sea, 0 euros, para la Colegiata.
La firma del convenio entre Prieto y el Abad fue una escenificación injustificable. Primero por el
escenario. Y después porque, yo Ayuntamiento, donante de dineros públicos, soy quien va a firmar un vacuo documento en forma de convenio en casa del receptor dinerario y redactor de las normas del
acuerdo, para mayor gloria suya. A partir de ahora las entidades sociales, deportivas, festivas, culturales o de cualquier signo no se moverán de su casa para firmar los convenios municipales. Si eso, José Manuel Prieto ya acudirá. Sigo sin entender nada.
La Generalitat, Ximo Puig, ya decidirá si viene, van o sencillamente les ingresa la subvención en cuenta que es lo interesante. Justificar los dineros eso es lo de menos, con la sacrosanta excusa de que ese bien de titularidad privada, es de todos: los creyentes y los no creyentes que paguen religiosamente sus impuestos, y nosotros, mandatarios públicos, si eso ya decidiremos su destino.
Una cuestión que no he podido aclarar: ¿dispone la Colegiata de un seguro de responsabilidad civil por si ocurre una desgracia? Como por ejemplo que un fiel a la salida de misa reciba un ripio en la cabeza y en el peor de los supuestos abandone este mundo.
Le recuerdo al Alcalde José Manuel Prieto que este Abad es el mismo que se enfrentó a políticos socialistas durante años, a colectivos tan importantes como las Fallas o la propia Semana Santa porque no seguían al pie de la letra sus mandatos, como que le pagaran los gastos devengados por las malas condiciones del templo, en el caso de los gobiernos de Pepa Frau o José Manuel Orengo (PSOE).
Pero la propietaria de dicho lugar nada aportaba para solucionar esas deficiencias, y en el caso de los colectivos ciudadanos porque decía que aquello se convertía en un aquelarre que contravenía las
normas de la dignidad católica. Parece que el mandatario religioso local del lugar practica aquel
viejo adagio de su colectivo: “haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago”.
Un cura jubilado, amigo mío y maravillosa persona, que me casó y bautizó a mi hijo, me dijo hace treinta
años: “Lo que la sociedad piensa y demanda en años la Iglesia lo convierte en siglos, nuestras demandas
llegarán”. Falta año y medio para las elecciones municipales y es tiempo ahora de exigencias y reivindicaciones… Aquí nadie caza sin perro. El primer párrafo del artículo cumple una norma de los
socialistas, “lo primero son las personas”, pero la segunda parte contradice esta aseveración. ¿Las
piedras están por delante de las personas? Sigo sin entender nada. Será que Dios lo quiere.