El incendio de la fábrica Citrosol provocó vertidos de agua contaminada en el río Serpis, provocando la muerte de varias especias de la fauna acuática autóctona.
Esta contaminación fue puesta en conocimiento de la Confederación Hidrográfica del Júcar para que tomara medidas al respecto. Uno de los pueblos que se movilizó para devolver la normalidad al río fue Beniarjó, quien pidió un análisis del agua para conocer cuáles eran los productos que había en el agua del Serpis.
Tras el análisis, la CHJ, según apuntan desde el consistorio de Benirajó, no facilitó los resultados al ayuntamiento publicándolos de «manera informal a los medios de comunicación».
Eva Llinares, alcaldesa de Beniarjó, ha tomado la decisión de contratar a un laboratorio para realizar el análisis, un gasto que correrá a cargo del propio ayuntamiento.
Llinares ha afirmado que «visto que la Confederación ha dado a conocer el resultado de la analítica de manera informal a los medios de comunicación, como alcaldesa me veo obligada a tomar medidas para garantizar la seguridad de mis vecinos y vecinas».
A esto, la alcaldesa ha añadido que «queremos quedarnos tranquilos y saber si el agua sigue contaminada y qué tipo de productos químicos contiene».