La invasión rusa en Ucrania acapara las noticias y las redes sociales con imágenes de violencia, desolación e indignación por parte de ciudadanos de todo el mundo. Los acontecimientos que están teniendo lugar en el país europeo pueden provocar miedo o ansiedad en niños y adolescentes, teniendo en cuenta el libre acceso que tienen a la información online hoy en día. En este caso incluso dentro de casa, con los informativos y las conversaciones constantes entre adultos, que los menores captan pero no siempre reciben explicación de qué está ocurriendo realmente. Y tienen preguntas.
Cuando tu hijo o hija se preocupa por cosas como la Tercera Guerra Mundial, por filas kilométricas de tanques blindados o por armas nucleares mega destructivas y te pregunta si es posible que bombardeen nuestro país, resulta muy difícil, si no imposible, contestar con un “tranquilo, tranquila, todo va a ir bien”. Es tal el caos que reina en el mundo en estos momentos que es normal preguntarse cuál es la mejor manera de explicar a nuestros pequeños qué es lo que está pasando en Ucrania. Por que quieren saberlo y ocultarlo no va a ser ayuda.
No ocultes a tus hijos la realidad sobre la guerra y el conflicto
Resulta difícil y triste hablar con los niños pequeños o adolescentes sobre la guerra. Es, además, inevitable que les llegue información del conflicto a través de diferentes medios, sus amigos, sus profesores, en Tik Tok o Youtube. Sin embargo, aunque nuestro instinto nos pida protegerlos de las malas noticias, es importante que no ignoremos su necesidad de información sobre lo que ocurre en el mundo.
Tomémoslo en serio y discutamos juntos lo que vemos y leemos en las noticias. De esta manera estaremos evitando que consulte fuentes de información falsas que podrían agravar su ansiedad e incertidumbre ante la guerra.
Escucha sus preocupaciones
Lo que hablemos con nuestros hijos e hijas dependerá en gran medida de su edad, de nuestras convicciones políticas y morales y de las preguntas que nos hagan. Independientemente de lo que sintamos sobre lo que está sucediendo en Ucrania, tenemos una buena oportunidad para hablar de valores, para poner en valor las resoluciones pacíficas de los conflictos y la cooperación entre países ante atrocidades como las que se están viviendo en este país.
Trata de averiguar qué saben sobre la guerra y cómo se han enterado y hazles saber que entiendes que para ellos lo que está ocurriendo es difícil de comprender. Es importante que puedan hablar sobre este tema y expresar cómo se sienten. Y haz que la conversación no sea una charla, sino un diálogo. Comparte con ellos tus opiniones y sentimientos sobre los bombardeos y los ataques que están teniendo lugar. Deja que expresen sus propias opiniones y empatiza con ellos, que noten que entendemos sus preocupaciones porque, al final y al cabo, nosotros también las tenemos.
Pero ojo. Tengamos mucho cuidado con demonizar otras culturas y países, porque podemos estar sembrando ideas confusas en unas mentes todavía inmaduras para según qué temas. Sean cuales sean nuestros sentimientos hacia Putin y el conflicto ruso-ucraniano, nuestros hijos e hijas deben entender que sus compañeros de clase rusos no son malas personas. Ni los ucranianos familias que huyen y buscan casas de acogida porque son pobres, por ejemplo. Es una buena oportunidad para desmontar estereotipos o, al menos, no empezar a imponérselos a ellos.
Fomenta la cooperación y la solidaridad
Cuando hablamos de crisis, colaborar y ayudar a los demás es una buena manera de dar a los niños una sensación de calma y control. Se les presenta una oportunidad para sentir que, con su ayuda, están marcando la diferencia. Está demostrado que cada vez que surge un conflicto internacional, o una catástrofe internacional, lo mejor de la humanidad aflora y la solidaridad se extiende por los cinco continentes en distintas formas.
Seguro que a nivel local se organizan campañas de ayuda humanitaria, y con los pequeños de casa podemos contribuir de alguna manera para que así vean que las pequeñas acciones también son importantes. Pueden colaborar con la recogida de materiales de primera necesidad, medicamentos y ropa o hacer una donación económica de sus ahorros. En este tipo de situaciones la sociedad en bloque se moviliza y ellos pueden sentir que forman parte de esa ayuda tan necesaria, huyendo también aquí del estereotipo del ‘blanco rico que ayuda al pobre necesitado’. En esto, todos somos iguales.
Por muy terrible que sea la situación mundial en estos momentos, ver a la gente unida por una causa común resulta inspirador y enseña tanto a adultos como a niños que, a pesar de todo, hay esperanza.