El proceso de rehabilitación y restauración de la ermita de  Sant Miquel Arcàngel de la Font d’en Carròs  se encuentra en su fase inicial donde se han descubierto los materiales madre del soportal de la ermita y del patio interior situado entre la casa del ermitaño y el edificio religioso donde se han quedado a la vista las baldosas de cerámica originarias.

La porchada estancia revestida de mortero de cemento el cual ha hecho que el mortero de cal original se haya debilitado y sea necesaria su reparación. Además, la cobertura se está reconstruyendo en su totalidad con vigas de madera nuevas, puesto que las existentes estaban deterioradas. 

Por otro lado, la semana pasada se hicieron unas pruebas dentro de la ermita para descubrir la capa pictórica más antigua de la decoración de la ermita.

El paso siguiente es hacer un estudio, que lo realizará la empresa Noema Restauradoras con Sofia Martínez Hurtado como responsable del proyecto, para datar el pigmento decorativo descubierto con el objetivo de decidir la intervención específica que necesita. De momento, a primer vistazo, s‘ha descubierto un zócalo que rodea todas las paredes de la ermita de un color rojo almagro de un metro y 45 centímetros aproximadamente con una línea marrón que separa el zócalo del resto de la pared. 

El resto de muros que componen la ermita son un fingido de sellers de piedra de aproximadamente unos 50 x 27 centímetros.

Además, y posiblemente la parte más importante, es la parte donde estaba el altar, donde se han descubierto muestras de un antiguo fresco religioso típico. Esta zona de la ermita es la más vulnerable al tratamiento de restauración, por lo cual se estudiará con detenimiento la intervención en esta parte.

En cuanto a la recuperación de la pintura original de la ermita, se trata de un proceso muy costoso, puesto que la ermita sufrió una serie de incendios en su interior que han hecho que las paredes tengan una capa oscura que dificulta mucho su tratamiento siempre pensante que no se pueden utilizar materiales químicos ni acuosos, puesto que deteriorarían de manera irremediable el pigmento original.