Arranca un nuevo año y es momento de hacer balance municipal que, en mi caso, toca ser de cuestiones relacionadas con la economía y las finanzas municipales. El actual gobierno municipal puede estar satisfecho de la evolución de todos los indicadores socio económicos que, a modo de resumen, van apareciendo una vez finalizado el año.

En primer lugar, El Ayuntamiento de Gandia es una de las instituciones públicas que con más prontitud paga a sus proveedores en todo el Estado español. Durante todos los meses de 2019, el periodo medio de pago (PMP) ha sido inferior a un mes, alcanzando un mínimo histórico en noviembre con trece días y cerrando diciembre con quince, según el indicador avanzado obtenido a primeros de este mes de enero.

En segundo lugar se ha refinanciado dos tercios de la deuda municipal a veinte años y con un interés fijo del 0,23%, algo realmente magnífico tanto por el alivio de obligaciones de amortización como el considerable ahorro de intereses a satisfacer. Además, la reducción de la deuda continúa a pesar de estar en carencia de amortización: en el año que acabamos de cerrar, la deuda municipal se ha reducido en 9 millones de euros y, desde que el actual gobierno inició mandato en 2015, la deuda ha descendido en 74 pasando de 350 a 276 millones, más de un 20% de lo heredado. En estos momentos, cada gandiense debe 1.000 € menos, sin duda una buena noticia.

Por último, con independencia de la calidad del empleo creado (seguro que mejorable), a día de hoy, con los datos de diciembre, el paro de nuestra ciudad se ha reducido en un 27%, cifra que nos coloca en la media de descenso de la Comunidad Valenciana abandonando el furgón de cola que dolorosamente ostentábamos en la época del gobierno del PP, a pesar que uno de sus lemas era “más empleo”.

La legislatura recién iniciada, tal como asegura la Alcaldesa Diana Morant, puede ser revolucionaria. Las obras del nuevo complejo sanitario de Roís de Corella arrancarán en breve; el nuevo y deseado Palacio de Justicia que albergará los juzgados, parece ser que también; todos los centros educativos serán remodelados o construidos de nueva planta en los próximos cuatro años lo que, todo unido, dinamizará la economía de la ciudad. La finalización de las obras del polígono Sancho Llop ha de ser una pieza fundamental como foco de atracción de empresas del sector socio-sanitario convirtiéndose en un “cluster” de referencia con capacidad para crear más de dos mil puestos de trabajo.

Todo estos proyectos que pueden, y deben, estar en marcha o finalizados antes de final de legislatura auguran un futuro de impulso económico que junto a la mejora de la situación financiera del Ayuntamiento pueden convertir a nuestra ciudad en un nuevo paradigma de actividad económica en Gandia y su comarca y provocar una mejora sustancial en el resto de sectores.

Mientras todo esto sucede, observamos con tristeza al PP, un partido desnortado, sin pulso vital, que duda entre apoyar estos proyectos o anclarse en la estrategia de cuanto peor mejor.

Fascinados por la crítica hiperbólica o atrapados por actitudes de sobreactuación, su único objetivo es dar la nota en ruedas de prensa estériles por el simple hecho de estar en “el candelabro”. La verdad es que lo tienen difícil ya que este gobierno (y el anterior) de rojos, marxistas e independentistas han sido capaces de levantar las cuentas municipales e impulsar proyectos de regeneración económica. Sus críticas ramplonas solo son el espejo de un partido que tuvo la gran oportunidad de una mayoría absoluta y su paso por el gobierno de Gandia será recordado como una calamidad absoluta.