Tras 35 años de reformas en las Leyes de Educación y 7 leyes escolares, no aprendemos. Cada cambio de Gobierno ha traído una reforma de la reforma que ha durado lo que los gobiernos. Y con ello volvemos siempre a la casilla de salida.
En la segunda República, 1931 a 1939, la ley estrella fue la de Enseñanza. Ante un país de analfabetos y desescolarizados, se atacó esa lacra con una ley de enseñanza laica, gratuita y obligatoria para todos los niñ@s. La construcción de colegios. La mejora en la formación y los salarios de los maestros y la entrada de los padres en la comunidad escolar. Representó toda una revolución social y cultural.
Con el golpe de estado de 1936 “Paca la Culona”, como lo llamaban sus generales golpistas, se acabó lo que se daba. El modelo basado en la Institución Libre de Enseñanza dio paso a la escuela religiosa y privada. La iglesia española tomó las riendas del negocio educativo y así seguimos. Había una escuela pública básica a años luz de la privada. Siempre ha sido el modelo de la derecha. Con ello se garantizan el acceso a los mejores puestos sociales y económicos. ¿ Dónde vamos a llegar si la hija de un albañil se convierte en licenciada en medicina?
La derecha pide libertad educativa cuando está en la oposición, cuando manda beneficia su modelo de mejor educación para los que se la puedan costear. Y la izquierda cuando manda intenta ser más equitativa e igualitaria. No siempre lo consigue. Y en esas estamos.
Al margen de ideologías, postureos, negacionismos y reformas interesadas hemos de ver la situación actual. Los informes de entidades y organismos foráneos, desprovistos de intereses propios, nos muestra que estamos a la cola o muy por debajo de los países más exitosos en educación primaria, media y superior de Europa. Tenemos la tasa más alta de abandono escolar. De las peores en inversión para mejorar infraestructuras. En la dación de becas para potenciar una enseñanza igualitaria. En inversión para formación del profesorado. En la aplicación de las nuevas tecnologías. En el número de alumnos por aula. Y así sucesivamente. Reconociendo para ser justos que no ha sido todo malo y se ha mejorado paulatinamente en inversión de infraestructuras y cooperación de la llamada comunidad escolar.
Pero hay que exigirles a los políticos que dejen de jugar con el modelo. En Francia disfrutan de una educación laica, pública e igualitaria. No cambian la ley cada vez que gana un partido. Llevan más de 30 años con un modelo, reformando cuestiones puntuales para mejorarlo. Con esa perspectiva pueden evaluar su incidencia y el resultado. Pero en España hay alumn@s que han vivido varios itinerarios a lo largo de su periplo educacional.
El modelo debe escuchar a educadores, padres, alumnos y especialistas. No por quedar bien, si no para atender a sus proposiciones dentro de lo posible. Incrementar la dotación económica, invertir en educación sale rentable, siempre. Una enseñanza pública, dejo siempre al margen la privada, libre de ideologías, igualitaria en oportunidades y becada para los que menos tienen representa acceder a una sociedad más justa. Sólo por eso vale la pena el esfuerzo, pero ya.