El 8M y la herencia de quienes nos abrieron el camino

Annie Lennox, activista británica, dijo una vez: “Si valoramos lo que hemos heredado de manera gratuita del esfuerzo de otras mujeres que lucharon antes, sin duda es moralmente ético levantarnos y decir: Sí, soy feminista”. Y en este 8M, Día Internacional de la Mujer, es imposible no mirar atrás y reconocer que cada derecho conquistado ha sido fruto de una lucha constante. Pero también es imposible mirar hacia adelante sin recordar todo lo que aún queda por hacer.

España ha avanzado en materia de igualdad, pero los datos siguen mostrando la brecha: la tasa de empleo de las mujeres sigue siendo menor que la de los hombres (10 puntos de diferencia en 2023), y la brecha salarial se mantiene en un 18,7%. Además, el 72% de las reducciones de jornada por cuidados siguen recayendo en mujeres. Y, en el ámbito más duro de la desigualdad, la violencia de género sigue cobrándose vidas: en 2024, 55 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. 

Pero más allá de los números, la historia de la lucha feminista también se teje en lo cotidiano. No solo la protagonizan grandes nombres como Clara Campoamor, Simone de Beauvoir o Virginia Woolf. También está en esos hogares donde el matriarcado ha sido la norma, donde mujeres han sido el pilar fundamental de la familia y han demostrado y educado, con hechos y no solo con discursos, que la independencia económica y emocional es clave para la libertad. Que han educado en esos valores y criado a pequeñas mujeres que ahora saben valerse por sí mismas y salen a las calles a luchar por sus derechos. Las mismas que también han educado a pequeños hombres que luchan también por eliminar la desigualdad y acompañan.

Hay miles de historias de mujeres que han sacado adelante a sus familias solas. Otras que han luchado codo con codo con sus parejas, sin estar subordinadas. Y hombres que han entendido que la igualdad no es una amenaza, sino una base sobre la que construir relaciones más sanas y justas. Este cambio de mentalidad es esencial para que las futuras generaciones sigan avanzando. El feminismo no es solo un movimiento para mujeres, sino para toda la sociedad, porque solo una sociedad igualitaria puede ser verdaderamente libre.

El 8M no es solo un día de reivindicación, sino de reconocimiento. A quienes pelearon antes y a quienes siguen peleando hoy. A quienes nos enseñaron que la igualdad no es una utopía, sino un derecho. Porque el feminismo no es una moda: es la única vía para una sociedad más justa. En cada avance, por pequeño que sea, se siente el eco de las voces de las mujeres que nos precedieron y que, con su esfuerzo y sacrificio, lograron lo que parecía imposible.

Feliz Día de la Mujer. Hoy, mañana y siempre.

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