El arte es uno de los instrumentos más eficaces para la crítica y la reivindicación. Es lo que ha sucedido en el campus de la Universitat Politècnica de Gandia. Esta mañana, estudiantes y profesorado quedaban estupefactos ante el enorme monstruo que les recibía. Se trata de 350 kilos de basura que se ha sacado del mar y con los que se ha fabricado una enorme escultura con forma de monstruo marino, precisamente lo que supone el vertido de todos esos desechos al mar.

El proyecto es una de las Propuestas de Acción Cultural 2020 de la Universitat Politècnica de València y está financiado por el área de Actividades Culturales del Vicerrectorado de Alumnado, Cultura y Deporte. Parte como iniciativa del departamento de Ciencias Ambientales, encabezado por el investigador Miguel Rodilla y la responsable de toda la parte de voluntariado y logística ha sido la Asociación Eucrante, que fue creada por profesorado y alumnado del Campus de Gandia hace unos años con el objetivo de trabajar por la conservación del medio marino. La intención de esta actuación es concienciar a la comunidad universitaria, pero también a la sociedad (pescadores, empresarios, turistas y población en general) en la que está entramado el Campus de Gandía, del problema de los residuos que se acumulan en el mar.

La actividad se organiza con motivo de celebración del Día Marítimo Europeo. Inicialmente estaba programada para el mes de mayo, pero tuvo que ser aplazada por la situación de Estado de Alarma. Dado que el evento está incluido en la relación de actividades de la Comisión Europea dentro del proyecto European Maritime Day in my Country, se optó por aplazarlo al 15 de octubre.

El diseño de la estructura está realizado por Gisell Holguin, integrante del equipo de Eucrante y titulada en diseño industrial. La escultura forma un calamar gigante (Architeuthis dux), cuyo hábitat es precisamente la zona de donde se han recuperado las basuras. Mide 9.5 metros de largo por 3.2 metros de altura, (un calamar gigante real, muy desconocido, puede llegar hasta 22 metros de largo). El esqueleto está compuesto por varillas de hierro que le dan forma en los brazos, tentáculos y cuerpo y dos tablones de madera para mantener unidas las dos partes.

La basura ha sido obtenida gracias a la colaboración de la Cofradía de Pescadores de Gandia, concretamente, con las embarcaciones de arrastre, que pescan a una profundidad de entre 50 y 700 metros  sacan grandes cantidades de basura. Los pescadores son conscientes de la problemática y las consecuencias que supone esta cantidad de basura en el mar, por eso la llevan hasta el puerto para la correcta gestión. Desde diciembre, “reservan esos desechos para nuestro proyecto de concienciación. Desde entonces, y con la parada por el confinamiento, hemos obtenido, separado y limpiado hasta 7 contenedores de basura en cuatro meses. El total han sido 383.5 kg de basura, el 65.7% del volumen del cual son plásticos”, explica Blanca Feliu, responsable de la iniciativa.

A pesar de que la escultura se instaló el martes por la noche, no será hasta el jueves 15 por la mañana cuando se inaugure. Para el acto, en el que además se instalarán paneles explicativos, participará también la ONG Plàstic Preciós con un taller de reciclaje. La escultura quedará en el ágora, como mínimo, hasta el día 29 de octubre. Una vez se retire, sus responsables aseguran que se podrá instalar “en cualquier otro espacio público donde pueda generar conciencia ambiental”.