La selección natural ha precedido la evolución de los humanidad, plantas y todos los seres vivientes, no siendo una excepción los virus.

Los Virus, para su pervivencia necesitan un organismo huesped para poder reproducirse. Necesitan una célula, para, aprovechando del mecanismo de replicación, consegir su supervivencia. Están sujetos a dichas presiones para su supervivencia y evolución.

El sistema inmunológico humano tiene varias tácticas para combatir los virus. Este tiene que invadir el sistema inmunológico para reproducirse, crear más copias de si mismo y propagarse a otros huéspedes, que en nuestro caso son los seres humanos. Se establece una lucha entre el virus y el sistema inmunológico, y las carácterísticas del virus para realizar trabajo, su reproducción tienden a mantenerse.

El huesped (el ser humano en nuestro caso) se defiende del Virus por medio de la creación de Anticuerpos (Ac) que se unen a las proteinas superficiales del virus, impidiendo que éste entre en la célula del huesped y no pueda reproducirse. Lo que hace es mutarse para intentar sortear los Ac preexistentes para poder volver a entrar en las
células huesped para reproducirse.

Por otro lado, los virus pueden tener codificado su material genético en Ácido Ribonucléico (ARN) o Ácido Desoxiribonucléico (ADN). El ADN es una molécula más estable que el ARN. En el caso del ADN, si al reeplicarse dentro de la célula comete un error al copiat el ADN, la célula huesped puede corregir el error, por lo que imutan muy poco. El ARN, al ser inestable, los errores de replicación son más frecuentes y la célula huesped no los puede corregir. Provocando consecuencias importantes para el huesped, es decir, el infectado.

Nuestro Covid 19 es ARN, de ahí la cantidad de mutaciones que ya conocemos y podemos conocer. A las mutaciones se les da el nombre del sitio donde se vio primero (Inglesa, Brrasileña, India, Africana,,,etc) o una
letra del alfabeto Griego.

Afortunadamente y hasta ahora, las vacunas contra el Covid 19, encargadas de crear Ac de defensa de nuestro sistema inmunitario, están siendo eficaces contra las cepas hasta ahora mutadas.

Nos preguntamos el porque las diferencias entre los distintos brotes. En el brote 1 no había vacunas, ni medios, y se desconocía todo de este virus, por lo que hubo mucha mortalidad, sobre todo de las personas muy vulnerables, y muchísimos contagios y se caracterizó además por la sobresaturación de hospitales y UCI, e
imposibilidad de controlarla, salvo con medidas de aislamiento e higiene.

En este quinto brote han cambiado las cosas. La cepa dominante es la que se ha llamado Delta, la gente vulnerable no fallecida está vacunada. Se infecta a los jóvenes, que durante 15 meses han aguantado cumpliendo las normas, pero ante la gran mejoría en los datos y superado el temor a contagiar a los vulnerables porque ya están vacunados, han aumentado su movilidad y por tanto la expansión del germen.

Por otro lado, el Virus se ha hecho más rápido en trasmitirse, porque es una cepa más infectiva aunque, al parecer, menos ”maligna”. En este brote hay menos mortalidad, con gran diferencia y menos presión hospitalaria pero va en aumento, aunque no creo que llegue al de los brotes previos. Los infectados son los jóvenes, los “negacionistas” y el 10% aproximado, según dice el Vice-Director del Hospital Ramón y Cajal, que no llegan a una cantidad de Ac suficiente, a pesar de las dos dosis de vacuna.

El Virus quiere sobrevivir, por eso muta y con sus mutaciones gana infectividad pero pierde malignidad. No le interesa matar al huesped, porque se queda sin células para sobrevivir.

Pienso que con la disminución de la agresividad, la vacunación, las medidas tomadas aunque últimamente relajadas, la evolución ha de ser lentamente favorable, salvo la aparición de alguna cepa rara y que no siga los patrones descritos y habituales.