Marta Millet (Fallera Mayor) y María de Sanfélix (Fallera Mayor Infantil) viven con emoción esta recta final de las Fallas de Gandia 2023. Dos Falleras Mayores que siempre han soñado con serlo, pero que no creían que este sueño iba a poder hacerse realidad algún día. Y, en este caso, los sueños se cumplen.
Desde el nombramiento han acudido a decenas de actos falleros asegurando que todo el conjunto de ser Fallera Mayor de Gandia es lo más especial. Es difícil elegir un momento concreto de lo vivido en un año repleto de ilusión, alegría y sentimiento. Estas dos grandes falleras, que hablan con emoción, alegría y desparpajo, cuentan a Gente de la Safor cómo han vivido y vivirán este cargo, desde lo bueno hasta lo no tan bueno.
- ¿Cómo fue el momento en el que les dijeron que iban a ser Falleras Mayores de Gandia?
Marta Millet: Aunque yo ya sabía algo, el momento en el que dije que era real fue cuando me llamó el papá de María y Telmo mientras yo estaba en París. Me hizo gracia porque yo no tenía el número y cuando respondí me dijeron: “Queremos hacerle una entrevista a la Fallera Mayor de Gandia”. Esto fue unos días antes del nombramiento, que ese día sí fue muy especial, fue nuestro primer acto y lo recuerdo con mucha emoción.
María de Sanfélix: Mi primera reacción fue ponerme a llorar, me lo dijo mi hermano. Me lo dijeron un día cualquiera en casa de mis abuelos. Mientras estaba en el sofá vi entrar a toda mi familia y me pareció muy raro, me dijeron que me pusiera de pie y cuando me dieron la noticia nos pusimos todos a llorar. Yo dije que sí y llamé a Telmo para darle las gracias. Fue muy emocionante
- ¿Alguna vez habían soñado con ser Fallera Mayor?
M.M.: Sí, todo el mundo que es fallero lo piensa sí o sí porque todos queremos ser el máximo representante de nuestras fiestas. Es cierto que, aunque lo sueñas, seriamente nunca me lo había planteado porque estuve muchos años fuera de Valencia y no venía ni para fallas. Durante todo ese tiempo nunca me había imaginado que acabaría siendo Fallera Mayor, pero puedo decir que ni tan solo hace dos años me lo hubiese imaginado.
M. de S.: Yo sí lo había soñado, pero pensaba que nunca llegaría a ser. Desde que tengo memoria siempre les decía a mis padres que quería ser Fallera Mayor Infantil, pero ellos siempre me decían que era mucho dinero.
- ¿Cómo es ser Fallera Mayor de Gandia?
M.M.: Es una experiencia inolvidable, todo el mundo desea en cierta manera llegar a ese punto en la vida fallera. Esto ha sido un placer porque se disfruta mucho de este año y ya no nos queda nada.
Puedo decir que desde el nombramiento, todo ha sido especial. Desde la Nit de Albaes, que a mí me gustan mucho, hasta los días de fallas, que todavía no han pasado pero seguro que también son muy especiales. Además, recuerdo con mucho cariño las visitas a otros municipios porque, aunque sea la misma fiesta, las tradiciones cambian e incluso a veces la indumentaria.
Lo que destacaría de este año es el buen rollo que tienes como Fallera Mayor con todas las comisiones de Gandia. En otro año también hay esa hermandad pero no la vives tanto y aquí es una recepción increíble.
- De entre todos estos actos y visitas que han realizado, ¿cuál es su favorito?
M.M.: En general todo, pero la Nit de les Albaes es lo que más me gusta. La Crida, por ejemplo, es un día muy bonito que también podría destacar, pero yo personalmente no lo disfruté tanto porque en ese momento estás con mucho nervio, pero una vez pasado dices “wow”.
M. de S.: Para mí lo mejor ha sido el festival infantil y la Crida. El festival es porque somos los niños los protagonistas, bailamos todos junto con las fallas. Y la Crida porque salir al balcón y ver a toda la gente aplaudiendo es muy bonito.
- ¿Y de lo que queda por llegar?
M. M.: De los días que quedan por venir a mí me gustan mucho los pasacalles que realizamos por la mañana con la música. Es lo más extraoficial y lo menos solemne, ahí bailamos y disfrutamos de la música. Este año espero disfrutarlo igual que en años anteriores pero con todas las comisiones de la ciudad.
M. de S.: De los días de fallas lo que más me gusta es la Cremà, para mí tiene un doble sentido. Al igual que significa que se acaban las fallas, me gusta mucho ver todos los monumentos quemándose y la emoción de las falleras porque están disfrutando de que han pasado las fallas y se inicia un nuevo año.
- ¿Cómo se compagina el cargo de Fallera Mayor con la vida laboral?
M.M.: Trabajo en el mundo del arte y soy comisaria de exposiciones. Me dedico a organizar exposiciones en museos y galerías y la verdad es que he podido compaginar muy bien mi profesión con todos los actos de Fallera Mayor.
Yo, precisamente, no tengo horarios. Tengo que presentar algunos escritos en fechas concretas, pero no tengo horarios establecidos y esto es lo que me ha dado la libertad este año de hacer realmente lo que he querido a nivel de disponibilidad.
- Lo mejor y lo peor de las fallas.
M.M.: Lo peor es lo que todo el mundo dice, me imagino. Personalmente pienso que es un mundo muy reducido entre nosotros y hay muchas envidias. La gente tiene el horizonte muy cerca y esto, para mí, es lo peor de las fallas. Y lo mejor, al mismo tiempo, es todo lo contrario: la hermandad y buen rollo que tenemos entre nosotros. En una falla todos somos amigos y cada uno es de una madre.
El mundo de las fallas tiene dos vertientes: la “mala” de la hipocresía y de la envidia y al mismo tiempo el buen rollo y la hermandad. Yo he notado esas envidias, pero creo que eso lo nota todo el mundo cuando está en una situación un poco más pública que los demás.
M. de S.: De las fallas me gusta todo menos lo peor, que es levantarse pronto y hacerse los moños de fallera.
- Un deseo para estas fallas.
M.M.: Siempre decimos lo mismo, pero que no llueva y que todo salga bien, que podamos disfrutar de todo sin lluvia y sin problemas.
M. de S.: Yo deseo que no llueva y, por favor, que tampoco haga mucho mucho calor.
- Un mensaje para los falleros y gandienses.
M. de S.: Que disfruten muchos de las fallas y de nuestras fiestas. Y a la gente que no sabe lo que es le quiero decir que viva las fallas un año desde dentro porque, si le gusta, seguro que repetirá.