“El virus no está circulando, pero en cuanto venga gente con el virus activo, habrá contagios”

Lleva más de tres décadas trabajando en el departamento de Salud Pública de Gandia, pero no ha sido hasta este año cuando Amancio Peñuelas se ha enfrentado a su reto personal y profesional más duro: la pandemia de la Covid-19. Tres meses después de que se decretara el Estado de Alarma en España, y parcialmente contenida la enfermedad, Peñuelas analiza la evolución del virus y describe cómo se prevé el futuro próximo.

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– Esta semana pasaremos a la Fase 3 de la desescalada. ¿Tiene la sensación de que la gente ya hace vida normal?

– En la desescalada hay dos puntos a considerar. Primero, la evolución de la pandemia en nuestra demarcación ha sido y es buena. No estamos teniendo casos nuevos actuales desde hace bastantes días. Estamos comprobando que las actuaciones que se realizan desde Atención Primaria, Salud Pública y desde el hospital están funcionando. Con los test que se están haciendo ahora, detectamos algunos positivos de casos antiguos y hacemos seguimiento. Desde ese aspecto, la evolución es buena.

Por otro lado, la responsabilidad de que las cosas vayan bien no va a depender de los servicios de salud, ni de la policía… sino de cada una de las personas y su responsabilidad. En ese sentido, estamos viendo algunas actitudes que no son las correctas, personas de todas las edades que no están entendiendo bien cuál es el problema.

 

 

 

– ¿Cuál es el problema?

– Ahora sabemos que no está circulando el virus y los casos que detectamos son casos antiguos. Pero en el momento en que llegue una persona con el virus activo, si no tenemos cuidado en la forma en que estamos viviendo, si no respetamos las normas, volveremos a tener más casos. Y esa segunda fase de la desescalada es la que no está bien.

 

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– ¿Es previsible que eso pase?

– En epidemiología y otras ciencias de la salud trabajamos con la incertidumbre y la variabilidad. No sabemos qué va a ocurrir pero es previsible. En otros territorios están teniendo ahora una incidencia muy elevada y la movilidad a nivel mundial es muy importante. Ahora tenemos las fronteras cerradas. Pero el riesgo de reintroducción de la enfermedad desde otros países existe. Y si no hay una conciencia de lo que tenemos que hacer, puede ocurrir. Para eso está la vigilancia. Pero si no nos comportamos bien, la vigilancia no sirve. Podemos controlar pequeños focos, pero si de golpe la población no lo hace bien y se contamina masivamente, habrá que volver a algo como lo que hemos hecho, que es algo que funciona.

 

 

 

-¿Otro confinamiento?

– Sí, aunque  sería mejor que los confinamientos fueron muy selectivos, permitiendo mantener la actividad económica, las relaciones familiares y de amigos, con las medidas que ya sabemos: mascarillas, distancias e higiene, sobre todo. Pero bien aplicadas. Y para eso la gente tiene que concienciarse un poco más y usar las herramientas que permiten no contaminar ni contagiar.

 

 

 

– ¿Qué protocolos de atención a pacientes se están siguiendo en estos momentos?

– En estos momentos el proceso comienza en Atención Primaria (AP). Si un paciente presenta algún síntoma compatible se le pide PCR, se realiza un primer listado de contactos estrechos y se les indica aislamiento hasta saber el resultado. Si la PCR es negativa se levanta aislamiento a la persona con síntomas y a sus contactos estrechos. Si es positiva se comunica a Salud Pública (SP), donde se reevalúa el listado de contactos y realiza a todos prueba de PCR. Si entre los contactos estudiados aparece alguno positivo se repite el estudio con su entorno próximo.  Si son negativos, se les hace un seguimiento de 14 días, porque en ese periodo pueden desarrollar la enfermedad y ante cualquier síntoma, volvemos a pedir la PCR. Si no presentan síntomas en 14 días, pueden retomar su vida normal.

En el caso de las Residencias de ancianos y otros centros sociosanitarios la vigilancia se realiza directamente desde Salud Pública, aunque si acuden a otros Servicios como AP o al hospital también se les estudia y se nos notifica a SP.

 

 

– ¿Dar positivo en la PCR quiere decir que el virus está activo y, por tanto, es vector de contagio?

– No necesariamente. Estamos comprobando algunos casos que están saliendo positivos pero sin sintomatología que se corresponden con personas que estuvieron enfermas o tuvieron síntomas en marzo o en abril. Se les ha estado haciendo un seguimiento y siguen dando positivo dos meses después. Y sus contactos dan negativos. Las PCR, aunque son unas pruebas que determinan en el tiempo los casos que son muy agudos, también pueden ser positivas más tarde y ser un caso ya pasado. Las pruebas son complicadas de interpretar y de situar a cada caso en su tiempo correcto de la epidemia y por eso a veces hay bailes en los números que se van haciendo públicos de los recuentos.

 

 

 

– ¿Cómo se explican esos bailes en las cifras?

– Un ejemplo. Una familia que pasó la enfermedad hace tiempo en casa. Ahora, desde Atención Primaria, se les hace la prueba. Están bien, sin síntomas, y sus contactos han dado negativos. Pero ellos han dado positivo. Son casos confirmados que debes añadir a las listas, pero si los añades a día de hoy, que es cuando se detectan, puede parecer que hay nuevos infectados, y no es cierto. Hay que situarlo en la fecha en la que tuvieron los síntomas. Por eso a veces las cifras varían y si hoy tenemos 196 casos, mañana pueden aparecer 200. Pero no son nuevos, son casos antiguos a los que en su día no se les pudo hacer la PCR. Esa variabilidad en las cifras existe porque estamos viviendo una epidemia online, en directo. Y vamos aprendiendo a cada momento y mejorando el servicio y los medios también.

 

 

 

-¿Así se puede tener una imagen fiable de cómo evoluciona la epidemia?

-Hay dos cuestiones diferentes a la hora de valorar una epidemia. Si queremos saber a cuánta gente ha afectado, la forma de hacerlo es una encuesta serológica, que es lo que está haciendo el Ministerio y ya ha publicado la segunda fase. Por muestreo aleatorio, se analiza la serología y nos dice qué porcentaje de la población ha estado en contacto con el virus (en el caso de la Safor, un 2%. Y entre todo el personal sanitario, cerca de 1.500 personas, la seroprevalencia es del 1,5%).

Después, la información que necesitamos en el momento real de la epidemia no es el total de casos, si no lo que se está produciendo en cada momento para saber cómo vamos y poder tomar medidas. Si tengo que aislar a gente, ha de ser la que puede transmitir la enfermedad. Aislar a pacientes antiguos o que no transmiten no sirve de nada.

 

 

 

– ¿Sigue habiendo un triaje de pacientes en las urgencias del hospital?

– Sí, porque siguen llegando pacientes con sintomatología. Y allí el protocolo es el mismo, se les pide la PCR y ya está. El triaje se mantiene en el hospital pero también en los centros de atención primaria, es un elemento fundamental. Porque los pacientes Covid-19 que acuden a los servicios sanitarios pueden contagiar a otros enfermos y/o familiares acompañantes y estos a otros familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. El acceso separado se realiza para adoptar medidas de protección desde el primer momento (lavado, mascarilla para el paciente, etc.) para proteger a todos (sanitarios, enfermos, familiares…).

En estos momentos en que no tenemos casos, es un coste social importante porque causa molestias. Cuando se separan los pacientes estamos usando espacios que no se construyeron para eso. Pero es necesario mantenerlo porque de momento no tenemos casos, pero es posible que nos entren algunos. ¿Cuándo? No lo sabemos, pero la desescalada real empezará cuando venga gente de fuera, en principio a partir del día 22 de junio. Y en el futuro, también se mantendrá, no con tanta intensidad como en el periodo álgido de la epidemia, pero debemos mantenerlo.

 

 

 

– ¿Hasta cuándo?

– No se puede prever el futuro a muy largo plazo. No sabemos qué va a pasar con esto. Si se hace lo mismo en cada país y se controla como en el nuestro, no habrá problema. Pero eso no parece muy viable. Ahora Rusia o toda Latinoamérica están teniendo un auge de casos, y tenemos mucha circulación de personas en esos territorios, por lo que es posible que nos lleguen casos. Por eso hay que mantener los medios, porque nadie te va a avisar. 

 

 

 

– Los puntos más preocupantes a nivel nacional han sido los fallecidos y contagios en residencias de ancianos y entre el personal sanitario…

– Sí, son dos elementos clave en la epidemia, ambos son un potenciador de cara a la comunidad. Si se contamina un sanitario, todos los enfermos, amigos o familiares que vayan a estar en contacto con él pueden contagiarse. Lo mismo con un anciano, que son los más vulnerables. Nosotros hemos tenido suerte y trabajo. Hemos reducido el impacto en las residencias como en los servicios sanitarios y eso ha hecho que tampoco se potenciara en el resto de la población. Por eso no podemos relajar del todo las medidas y volver a una actividad normal como era antes de la epidemia. Debemos mantener los nuevos servicios a costa de perder calidad en algunas cosas.

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– La incidencia del coronavirus también ha sido baja en las residencias del departamento de Gandia.

– Sí, en todo el departamento sólo cuatro han estado afectadas. Y de esas cuatro, tres han tenido solamente un caso. Lo difícil es que sólo tengan un caso, porque una vez entra, lo complicado es pararlo. Eso indica que en las residencias han trabajado muy bien y tenemos que estar muy agradecidos al personal, porque ha sido gente que se ha cuidado muchísimo a ellos y todo su entorno familiar, para que no llegara el virus a las residencias. Eso ha supuesto un plus de cuidado y responsabilidad. Y lo han conseguido.

 

 

– Haciendo un poco de balance, ¿cómo se ve ahora toda la pandemia?

– Ha sido muy dura. Hemos tenido un poco suerte y mucho trabajo y ha sido un poco más leve que en otros sitios. Pero ha sido durísima para todos, para los pacientes, para la gente que se ha quedado confinada en sus casas, para mis compañeros que han estado trabajando en condiciones complicadas. Al principio los recursos fueron limitados. Pero también una parte del éxito se debe a la población en general, a las empresas y al Ayuntamiento, que se volcaron y consiguieron añadir material al que llegaba por vías normales. Aunque el material fue realmente escaso, sí que se pudo controlar.

Por otro lado, la gestión que se hizo con prontitud desde la comisión de seguimiento del Covid del Departamento de Salud de Gandia para poner en marcha estrategias que pudieron mejorar la eficiencia de lo que había: cómo reutilizar cosas, cómo repartirlas para que alargaran su uso en el tiempo… Hemos visto que fueron buenas y hemos tenido un impacto bajo.

Otro punto muy importante fue que el Servicio de Microbiología de nuestro hospital se marcó el objetivo de conseguir hacer aquí las pruebas y no tener que mandarlas a otros hospitales. Había siete hospitales de referencia para hacer los test, y nosotros conseguimos ser otro para hacer nuestras propias pruebas. Y era un momento complicado para adquirir ese material en el mercado. Pero se consiguió, eso nos ha dado mucho juego y tenemos mayor capacidad cada día.

 

 

– A nivel personal, ¿ha sido el episodio más duro de su carrera?

– Sin duda. Ha sido algo que no habíamos visto nunca. Lo habíamos leído, pero no lo habíamos tenido nunca. En la pandemia de gripe de 2009 se preveía una cosa así, según las publicaciones y las previsiones de la OMS, pero no ocurrió. Y sin embargo, esto nos ha desbordado por todos los sitios, porque no teníamos unas previsiones. Se ha ido aprendiendo sobre este nuevo microorganismo día a día. Y seguimos aprendiendo todavía.

 

 

– ¿Vamos a vivir así hasta que haya vacuna o toda la población sea inmune?

– A partir del 2% de población inmune que hay, tenemos mucho camino por recorrer. Es una de las cuestiones a plantear. Es muy probable que el virus se quede durante bastante tiempo. Ha afectado a todo el mundo y eso hace que mientras en unos sitios tengan solucionado su problema, haya otros donde está empezando la epidemia. Con lo que puede haber transmisión de un sitio a otro. Muchos coronavirus, como los del catarro común, tienen una presencia invernal. Podemos prever que vayan produciéndose notas de esas características, pero hay que ir viéndolo. Puede que se esté acabando como el SARS en China, que apenas tuvo incidencia en otros países, pero la transmisibilidad de este parece que es mucho más intensa y fácil. Dependerá de si tenemos vacuna, si son eficaces, etc. No sabemos cómo va a evolucionar pero tenemos que estar preparados.

 

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