¿Es tan difícil?

 

Este va camino de ser “El Año del Disenso” que es todo lo contrario del consenso. Lejos de pactar soluciones ante los retos que vivimos, los partidos políticos de la oposición fundamentalmente, cierran la puerta a cualquier propuesta gubernamental para visibilizar más su enfrentamiento, con independencia de lo que se trate, eso poco o nada importa.

 

 

De ésta forma se niega a reconocer el PP que salió del gobierno mediante una moción de censura constitucional y democrática necesaria por la apestosa y putrefacta corrupción que hacía años afectaba a la formación. Tan legítimos son los votos del PP y VOX como los de Podemos o ERC. Los votantes suman en un sentido o en otro para conformar mayorías. El PP se apoya en esa afirmación para pactar y blanquear a un partido con raíces fascistas y eso está bien si es entre ellos, si lo hacen partidos de izquierdas, apoyarse mútuamente, es una falacia y un gobierno “Frankenstein”. No tienen  derecho, ni a agua.

 

 

Estamos saliendo de una crisis económica (2008), otra pandémica (2020), otra geopolítica (2022) como la guerra de Putin y Pedro Sánchez cual “Mago Houdini” de la política debe improvisar diariamente juegos malabares para seguir gobernando a contra corriente, incluso con las zancadillas de sus socios. Pero así es un gobierno en minoría que necesita de los votos externos para seguir funcionando. El comportamiento de la oposición ya lo hemos definido.

 

 

Los ciudadanos del signo que sean necesitamos certezas y no enfrentamientos, más que nunca. Pedro Sánchez debe comenzar a creer que lo de “Las siete plagas de Egipto” tenía algo de verídico, él ya lleva cuatro en la mochila: economía, sanidad, guerra y confrontación. No puede ser tan difícil que ante una coyuntura como la actual no se arremanguen todos y busquen un punto medio de encuentro para insuflar confianza, ofrecer soluciones, generar empatía y mejorar el futuro ante la dura coyuntura que vivimos. El Gobierno también debería hacer un esfuerzo por acercar posturas y tratar de consensuar con sus contrarios en aras de un bien mayor. ¿De verdad que no puede ser? Me deprime pensar en ello.

 

 

Pero como ahora vende más la confrontación, la mentira, el postureo y la descalificación que el acercamiento y la solución pactada. pues parece imposible. Son los nuevos tiempos impuestos por las Redes Sociales, buenas para unas cosas y nefastas para otras, es el peaje impuesto por el Capitalismo 3.0 del Siglo XXI.

 

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Si nos detenemos en nuestra amada Ciudad Ducal, es una fotocopia del panorama nacional. El Alcalde Prieto se ha puesto al frente de la reivindicación para detener la extracción de arena de la Playa de Gandia. Sin despreciar la solidaridad tampoco hay que legitimar el abuso. Ha conseguido que el Ministerio y Demarcación de Costas paralicen dicha extracción a partir del 10 de junio. Brillante gestión. Y al pairo de tal acontecimiento sale el PP y a través de Óscar Gamazo solicita una solución para algo arreglado pero claro, en vez de reconocer la gestión del Alcalde y felicitarle, mostrar su satisfacción y apoyo incondicional, trata de “pescar en río revuelto” o en valencià “anar darrere del peix mort”. 

 

 

Tras una auditoría interna de 2018 en la que se mostró a la ciudadanía la mala gestión socialista y popular de ejercicios anteriores, se visualizó  el incremento de la deuda del Alcalde Torró (2011-2015) por un montante de 140 millones de euros en 4 años (menos mal que no estuvieron 8 años, se hubieran marchado con 280 millones de euros de agujero negro siguiendo la progresión aritmética) ahora se olvidan de sus tropelías y salen a desenterrar el hacha de guerra con falsas acusaciones, hacia un gobierno que está intervenido por su culpa y no saldará la deuda hasta 2044. Con todo el gobierno de PSOE  y Compromís + Gandia están reduciendo la deuda sin renunciar a las inversiones para que Gandia no detenga su futuro. Vamos a estar pagando nosotros, los gandienses 22 años más, la brillante gestión del PP (2011-2015). Como diría Torró: ¿Aixó que val? Aixó ho pague jo.(Amb la butxaca dels gandians, clar).

 

 

Los populares gandienses siguen al pie de la letra el argumentario diario que les manda el partido basado en:

1º.- Los de enfrente si son de centro-izquierda, no son rivales, son enemigos.

2º.- Si los de enfrente son de ultraderecha,  sirven  para nuestros intereses. Tener mano izquierda (qué contradicción!!).

3º.- Tensionar para desgastar al enemigo con cualquier argumento.

4º.- Difama que algo queda. La mentira no importa si el fin justifica los medios. 

5º.- Acordar y pactar debilita al opositor y beneficia al mandatario.

 

Todos estos mandamientos se resumen en uno: lo único que vale es alcanzar el poder a cualquier precio, en la oposición no valemos para nada, lo demás es superfluo.  

 

Si hicieran justo lo contrario: razonar, empatizar, acodar y consensuar ganarían en visibilidad, co-gobernanza, afinidad popular y proyección de futuro. Así se comportan en la Europa civilizada los partidos de derechas, no de ultraderechas, para alcanzar sus objetivos. Pero sirve para todos los partidos sin distinción de tendencias. En Holanda, Alemania, Suecia o Islandia llevan muchos años aplicando esta fórmula y la alternancia, y la estabilidad es su marca registrada. ¿Es tan difícil de aplicar aquí si eres un partido democrático? o ¿El problema será que no priorizan la democracia y sólo cuenta ostentar el poder a cualquier precio? Las respuestas a éstas dos preguntas dan para un libro de cientos de páginas y no seré yo quien lo escriba.

 

 

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