Silba el aire a través de las rendijas acompañado de alguna gota de agua, la luz se corta en un vaivén continuo, aparece mi nieto que ha visto interrumpido su estudio con el corte de luz. Está en casa debido a la anulación de la clase por el temporal, se sienta a la mesa, estableciéndose un contacto en la penumbra. Aunque es de día la tormenta ennegrece el ambiente.
Nieto Adolescente: Te veo hecho unos zorros.
Abuelo: Este tiempo no te deja hacer nada encendiendo y apagando las linternas..
NA: Pues menos mal que hoy no tienes consulta de médico.
A: ¿Por qué dices eso?
NA: El otro día me contaba un colega, que su hermano mayor estaba pendiente no sé cuantas semanas de que le avisaran para una consulta médica. Imagínate que le llamaran un día como hoy.
A: Acabas de tocar un problema que es mucho más complejo de lo que parece.
NA: ¿Sí?, ráyate y explícamelo.
A: Supongo que habrás oído que existe una Sanidad pública y otra privada.
NA: Claro, así uno elige la que quiere.
A: Sólo que no todos tienen acceso a la Medicina Privada. Dentro de esta última habría que separar la de quien ejerce de forma personal o con un grupo determinado de profesionales y las sociedades médicas que se dedican, por una parte a cubrir a aquellos que voluntariamente acceden a ellas, y por otra esperan poder atender a parte de lo que ahora es la pública.
NA: ¿Y que hay de malo en ello?
A: En la salud hay mucho dinero a ganar por lo que las empresas mencionadas desearían acceder a la gestión pública.
NA: Muy bien.
A: El aspecto peligroso es que existe la experiencia y el camino para llevar un servicio público a la privatización y consiste en que este se deteriore empeorando en sus servicios.
NA: Claro la gente se harta y quiere su mejora aunque sea privatizándolo.
A: Es posible que nuestra Sanidad lleve este camino, aunque actualmente sobre el papel y con algunas decisiones se niega, pero lo más importante es llegar a solucionar los problemas que tiene.
NA:¿Quieres decir que en otros momentos se ha favorecido un mal servicio?
A: Como tal nadie lo ha dicho y siempre se ha manifestado el deseo de mejora, pero si las dotaciones económicas disminuyen a través de los recortes, difícilmente los servicios pueden mejorar.
NA: Voy entendiendo.
A: Cuando el estado controla un servicio público, se supone que lo hace para preservar la atención de la mayoría, pues si lo dejara en manos privadas acabaría siendo un objeto de amasar ganancias independientemente del servicio que diera a los ciudadanos.
NA: Entonces ¿según tú , no debiera existir la medicina privada?
A: Yo no he dicho eso, cada persona debe poder elegir a aquel que quiere que lo atienda, siempre que la atención en la pública sea adecuada.
NA: Me estas liando, ahora no puedes elegir al especialista y a veces resulta difícil elegir al médico de cabecera.
A: Tienes razón, pero esta situación excede a los problemas actuales, si quieres, en otra ocasión repasamos lo que había y cómo hemos llegado a la situación actual. Muchas veces se toman decisiones en aras de un beneficio concreto desatendiendo otros que pudieran ser más importantes.
NA: Me estás fumando y no he fumado.
A: Por cierto mejor evitar esos consumos, por beneficio tuyo y para evitar que tengas que recurrir a que te ayuden.
NA: Estás complicado como el tiempo, tendré que pensar lo que has dicho y sentarme un momento.
A: Como te he dicho, si quieres, cuando estés despejado continuamos la conversación.