El siglo pasado los trenes mejor dotados entre Madrid y València eran el Intercity y el Talgo, ambos transportaban a una pasajera despreciable entre València y Madrid o viceversa. Pero con la llegada del siglo XXI cambió el medio de transporte por uno más lujoso y centelleante, el AVE, pero la pasajera no se apeó del tren, siguió con demasiada asiduidad visitando dichas ciudades. Esa pasajera se llamaba: la Corrupción. 

Es una viajera impenitente desde el tiempo de los romanos. El primer gran corrupto de la historia fue un ilustre general romano, nombrado censor y princeps senatus, tras su victoria en la batalla de Zama, en la que conquistó Cartago venciendo a Aníbal Barca, se llamaba Publio Cornelio Escipión “El Africano”.

Pero unos años después de  su vuelta a Roma fue acusado de haberse quedado con parte de los tesoros conquistados a Cartago y optó por el “exilio voluntario” de Roma para evitar los juicios públicos y las acusaciones del Senado, marchó a Campania, con lo cual eludía cualquier acusación o actuación de la justicia y  donde murió en el 183 a. C. pero sin devolver ni una sola pieza de oro de lo robado. Vamos como ahora, si no encuentran la policía o la justicia lo robado, no esperen nada de los corruptos. Desde la época de los romanos, en cualquier época y con cualquier excusa, la corrupción siempre ha estado presente. Un virus para el que no hay vacuna.

Pasamos la semana anterior sumando casos de corrupción (reparto de dineros en comisiones no declaradas para y entre políticos y personal afecto a los partidos), como si no hubiera un mañana. En la Comunitat Valenciana el denominado caso “Azud” ha destapado a presuntos beneficiarios de los mangoneos dinerarios a políticos del PP (actores principales), del PSPV–PSOE y antes Bloc ahora Compromís (actores secundarios) y varios personajes no identificados aún.

Lo de “Pa la saca” no es nuevo, ya lo pueden comprobar. Sus máximos dirigentes actuales tratan de salvarse de la granizada aduciendo, la presunción de inocencia de los señalados y esgrimiendo que, eran otros tiempos. Vamos, unas convincentes y poderosas razones nunca vistas, ni oídas, antesala de las imputaciones y los juicios a los encausados, disimulan muy mal y nos toman por imbéciles.

En la Capital de España (Comunidad Madrid) siguen apareciendo datos que ensanchan la presunta corrupción por las mascarillas, más millones de euros distraídos y aumentan los expedientes inculpatorios en Ayusoland, “Tierra de Dragones”, están que lo rompen.

Su Alcalde, Martínez Almeida, está atrapado entre su primo, la Jefa de Compras del Consistorio, dos tunantes, un socio malayo, los embutidos y seis millones de euros. Pero voy a recurrir a una explicación matemática. 

La Proporción entre las Razones dice que: a/b=c/d y e/f=g/h por lo tanto a=h. Se lee así: a es igual a b y c es igual a d y e es igual a f como g es igual a h. Por lo tanto a=h. Ahora sustituyan las vocales de la proporción por sujetos: (a) Almeida es a (b) su primo como (c) dos tunantes (Luceño-Medina) son a (d) San Chin Choon y (e) Chin Choon es a salchichón lo que (f) el salchichón es al chorizo (g) el chorizo es a seis millones de euros (h) lo que seis millones de euros son a la corrupción por lo tanto (a) Almeida  es igual a (h) Corrupción.

Una explicación matemática sencilla pero infalible. (Todo esto no es más que una fabulación intencionada sin mayor pretensión, pueden: reír, llorar o dejarse las uñas largas, como quieran).

Esto significa alimento para los dinosaurios  de VOX quienes van recogiendo a defraudados, hastiados, quemados, desengañados y hartos de tanta mandanga. De momento no les afecta pero sencillamente es porque no mandan, excepto en contados rediles, pero lo que les preocupa de verdad es que cuando lleguen ellos no tengan nada para sustraer y se tengan que conformar con las migajas. Con todo les digo ya, sin temor a equivocarme, que llegarán, mojarán, les pillarán, los sancionarán y volverán a comenzar, es la ley de la mala vida.

Por favor que alguien con dos dedos de frente, expulse a la innombrable pasajera del AVE: Madrid – València y nos deje respirar, el tufo ya es insoportable.