Los fotógrafos que siguen a las reinas acumulan hasta 5.000 imágenes en un año de actos. Salva Gregori es un reconocido fotógrafo en la Comunidad Valenciana.

Sus fotos tienen una visión especial, por eso no solo es el fotógrafo oficial de la Junta Local Fallera, de las Falleras Mayores de Gandia , sino que quince reinas de las 23 comisiones de Gandia han confiado este año en su experiencia

“El Foc i Flama de Gandia es sin duda el mejor libro de Fallas que se puede encontrar”.

Así de contundente se expresa Salva Gregori, fotógrafo oficial de la Junta Local Fallera de Gandia, tras 13 años de experiencia al frente de la composición de lo que él

considera “la joya de la corona” de las fiestas josefinas. El ingente trabajo que hay detrás de la elaboración de esta publicación avala su afirmación.

“Es un trabajo muy largo, pero el resultado es espectacular”, afirma. Y no le falta razón. Casi un año de trabajo –ya ha realizado las fotografías de la exposición del Ninot que aparecerán en el libro del año que viene- que queda plasmado en un libro de gran calidad que toda la comunidad festera espera con ilusión. 

Sólo se editan 1.7000 ejemplares que serán regalados a los elegidos.

Las grandes protagonistas son las Falleras Mayores. Pero como manda la tradición, junto a Laura Puig Martí y Júlia Perles Moncho aparecen sus respectivas Cortes de Honor, la ejecutiva de la JLF y cómo no, las reinas de cada una de las 23 comisiones de la ciudad.

“Este es un mundo muy tradicional así que aunque algunas cosas cambian, en general se sigue trabajando y se siguen preparando las cosas igual que se ha hecho siempre. La clave de las fotos es captar una imagen bonita. Esta es una fiesta fundamentalmente femenina. Ellas son las protagonistas y quieren verse bien, con sus vestidos y sus acompañantes”, explica el fotógrafo.

Además, el Foc i Flama incorpora un monográfico cultural y literario. Este año, con el reportaje centrado en los cuatro días de fiesta, se cierra una trilogía que comenzó con la ‘Crida’ y siguió en 2018 con la ‘Cremà’. La idea, apunta Gregori, será compilar esos tres reportajes y unirlos en un gran monográfico que lleva gestándose ya tres años.

Salva Gregori, que junto al también fotógrafo Rafa Andrés y otros miembros de su equipo, relata lo delicado de confeccionar el Foc i Flama. 

“En junio ya hacemos las primeras sesiones con las Falleras Mayores. Les acompañamos en los actos principales,

la Crida, la presentación y los cuatro días de Fallas. También hacemos sesiones en exteriores, donde nos adaptamos a sus gustos. Pero también hacen muchas visitas protocolarias”. 

Bomberos, hospital, la empresa FCC encargada de la limpieza… cada año las representantes de las fiestas les agradecen personalmente su trabajo,

especialmente complicado en los cuatro días de festejos.

Pero las Fallas dan para mucho más. Y no sólo las Falleras Mayores tienen a su fotógrafo. Las Reinas de Falla también quieren que su año especial quede impreso para siempre en papel. 

“Ya no es como hace 40 ó 50 años cuando los fotógrafos captaban todo lo que podían y después vendían sus fotos en papel. Ahora cualquiera hace fotos, hasta con el móvil, por eso nosotros les acompañamos a las citas relevantes y después se queda todo en un álbum muy elaborado”, declara.

Para muchas de ellas Gregori también es el preferido detrás del objetivo para captar el momento perfecto de los actos importantes pero también los momentos irrepetibles que vivirán en su gran año fallero. 

“A muchas les encanta fotografiarse con la tela con la que harán sus vestidos. Otras quieren salir con sus familiares, o sus mascotas. En la playa o en la montaña. Vistiéndose, peinándose o maquillándose. Intentamos adaptarnos a sus gustos”, señala. 

El resultado de casi un año de trabajo serán dos álbumes. Casi 900 fotos… de una selección de cerca de 5.000. Ahí es nada.

La primera se hace el mismo día de la petición para asumir el cargo. La última, en su despedida, cuando cederá la banda a su sucesora. Momentos únicos que sólo la que los ha vivido entiende y que quedarán, para siempre, inmortalizados por un objetivo.