En España no hemos recibido nunca una educación sexual digna… Como mucho se ha recibido una educación sexual sanitaria intentando prevenir los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.

Según la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad es un aspecto central del ser humano que abarca la identidad, la intimidad, la reproducción, el placer… y que se manifiesta a través de actitudes, pensamientos, emociones, valores, creencias y relaciones interpersonales entre otras vivencias, cada cual tan importante.

Es por ello muy extraño que en ningún momento en la Escuela se reciba una educación afectivo-emocional-sexual donde nos enseñen a unir valores éticos y sexualidad, a gestionar nuestras emociones respecto a la sexualidad, a vivirla como un proceso natural que va a determinar nuestra identidad. 

Tampoco se nos ha enseñado que el sexo puede ser placentero. Se supone, pero no se enseña. Casi todo lo que sabemos del sexo a través de la Escuela, la medicina, la iglesia y la familia es que puede meternos en problemas. 

En el ámbito familiar es un tema incómodo. Se suele evitar o se trata de modo titubeante pero aún así los padres y madres que se atreven a desarrollar el tema  manifiestan no saber cómo hacerlo o que les supone una gran incomodidad.

En este país la enseñanza de la sexualidad ha pasado de la censura católica al porno por la vía rápida. En el medio nos hemos dejado todo un extenso, interesante y bonito camino de experimentación, autocrecimiento y desarrollo de la empatía y la comunicación. Por no hablar de los efectos que en la salud tiene una buena sexualidad. Son cientos los estudios científicos que correlacionan salud y sexualidad.

Pero mientras miremos para otro lado para no hablar con adolescentes e incluso niños sobre sexo, se sabe ya que la edad a la que los niños acceden al porno ha bajado ya a los 8 años, robándoles la infancia y creando en ellos unos paradigmas sexuales muy peligrosos. No sabemos cómo quedará la ecuación pornografía, acceso a internet y redes sociales ni como la podremos revertir una vez ésta suma se ha activado.

Hay países, como Suecia, donde se entiende que la sexualidad es un derecho individual y por tanto no puede depender de la ideología y habilidad de los padres/madres y por tanto se estudia en las escuelas. 

Sería deseable que familia, escuela y ámbito sanitario trabajaran conjuntamente para poder tratar un tema tan íntimo y natural como es la sexualidad. Negarla o esconderla es absurdo y ya hemos visto donde nos lleva: represión, maltrato, frustración, desconocimiento, vulneración de derechos…

Promover la educación sexual (que no tiene nada que ver con la enseñanza del Kamasutra) tiene un gran beneficio: allá donde se integra una educación sexual desde un punto de vista humanista, los menores acceden más tarde al sexo, tienen más claros sus límites y querencias y por tanto son seres con mayor autoestima y autogobierno.