“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” (Miguel de Cervantes).

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que la herramienta más poderosa que posee el ser humano es el lenguaje. Es aquello que nos distingue y nos hace superiores a otros seres vivos. Y posiblemente la lectura es uno de los medios más eficaces y satisfactorios para dominar esta potente herramienta. El hábito de la lectura favorece el desarrollo del cerebro y estimula la imaginación y, como todos los buenos hábitos, es  importante empezar a trabajarlos a edades tempranas. Es un regalo para toda la vida. Por eso aprovechar la celebración del Día Internacional del Libro el 23 de abril es la excusa perfecta para hacer una actividad en familia donde volver cargados de historias a casa.

¿Cuáles son los beneficios que aporta la lectura a nuestros pequeños?

1. Despierta su curiosidad y desarrolla la imaginación mientras se entretienen

Uno de los beneficios más importantes de la lectura es que despierta la curiosidad de los lectores y ayuda a desarrollar su imaginación. Sólo una mente curiosa intenta aprender. Los cuentos permiten vivir mil aventuras a los niños sin salir de casa.

Hoy en día encontramos en el mercado cuentos y libros para los más pequeños que abarcan una inmensa variedad de temas, lo que despierta su curiosidad por ampliar conocimientos, conocer diferentes culturas o personas. Un libro sobre un pintor famoso, animales de la selva o el primer viaje a la luna puede inspirar a los niños a explorar más y aprender más.

2. La lectura contribuye a su desarrollo emocional y favorece la empatía

Las historias que nuestros hijos leen en los cuentos les permiten entender ciertas emociones lo que les ayuda en su desarrollo social y emocional. Aprenden a asociar sus sentimientos con palabras y a encontrar la manera de expresarlos.

Por otra parte, los cuentos muestran personajes muy variados y diferentes entre sí que permiten a los más pequeños entender sus acciones y pensamientos desarrollando su empatía. El concepto causa efecto de los cuentos favorece además su capacidad de análisis.

3. Potencia el vínculo entre padres e hijos y reduce el número de horas de pantalla

El tiempo dedicado a la lectura es, por un lado, tiempo que no dedican a las pantallas y por otro, un hábito que permite a padres e hijos conectar y relajarse. Los pequeños adoran escuchar historias de boca de sus padres, mientras que nosotros, los adultos, nos podemos relajar en el lugar de fantasía y aventuras al que nos transportan los libros.

Asimismo, las historias provocan preguntas y conversaciones con nuestros pequeños que favorecerán su aprendizaje y les ayudarán a expresarse mejor. Estos momentos compartidos, además de resultar agradables, originan una asociación positiva con el momento de la lectura en el cerebro del niño.

Todo esto no lo consigue un videojuego, ¿Verdad que no?

4. Mejora su vocabulario y ortografía

Leer desde edades tempranas no solo ayuda a los pequeños a aprender nuevas palabras y a expresarse correctamente, sino que además refuerza sus conocimientos de ortografía y gramática.

Cuando leemos a nuestros hijos un cuento o les animamos a leer en voz alta, estamos favoreciendo además el aprendizaje de los sonidos y la correcta pronunciación de las palabras.

¿Cómo podemos nosotros, padres y docentes, ayudarles a adquirir este maravilloso hábito a edades tempranas?

1. Nunca es demasiado pronto

Aunque leer a un bebé pueda parecer un ejercicio inutil, en realidad a estos les encanta escuchar la voz de sus padres y observar sus expresiones al contar una historia.

Crear esta rutina con nuestros hijos refuerza el vínculo emocional y le genera una sensación de seguridad, de manera que conseguiremos que cuando crezca siga disfrutando de estos momentos de lectura.

Podemos empezar con libros de tela, para tocar y sentir, con marionetas y con grandes imágenes que seguro harán las delicias de los más pequeños.

2. Los colores y dibujos sí importan

¿Conoces los libros pop-up? ¿Con imágenes 3D? Estos pueden ser una buena compra. Los bebés y niños pequeños reaccionan ante imágenes llamativas y colores vivos. Cuentos con bonitas ilustraciones harán que los pequeños asocien los textos a las imágenes y les ayudará a aprender nuevas palabras y expresiones mientras disfrutan leyendo.

3. Déjalos que elijan

Si dejamos que nuestros hijos elijan sus lecturas, siempre que sean adecuadas para su edad, conseguiremos que no perciban la lectura como una tarea obligatoria sino como una elección propia lo que les dotará de una sensación de poder y les hará atenerse a sus decisiones.

4. Ten en cuenta su capacidad lectora

Conocer las habilidades de lectura de nuestros hijos nos ayudará a elegir los libros adecuados. Si les ofrecemos historias destinadas a niños de mayor edad puede que solo consigan frustrarse mientras que si son libros para más pequeños, se aburrirán.

Además, fijándonos en la manera que tienen de leer y comprender podremos corregir posibles problemas de desarrollo si surgieran.

5. Seamos un ejemplo para ellos

Los niños aprenden por imitación. Cuando ven a sus padres o profesores leer sienten curiosidad y tienden a imitarlos, son sus modelos a seguir. El hábito lector y el entusiasmo que mostremos son contagiosos.

En resumen, si queremos que nuestros hijos desarrollen un hábito lector desde edades tempranas, debemos implicarnos todos los miembros de la familia y entender la lectura como una forma de ocio.